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| El clímax sexual es un acto en que las caricias llegan a su culminación, y los órganos sexuales son órganos acariciadores | 1920. Que el mencionado acto sexual mutuo pueda dar lugar a una sensación de bienestar o placer tan culminante se debe, naturalmente, de manera especial a los órganos especialmente creados o desarrollados para este acto. Del mismo modo que cualquier otra sensación o experiencia sensorial sólo puede tener lugar por medio de unos órganos especialmente adecuados para cada tipo de percepción, el clímax del acto sexual sólo puede percibirse o experimentarse por medio de sentidos u órganos especialmente desarrollados y adecuados para ello. A estos órganos los denominamos «órganos sexuales». Como, por medio de estos órganos, el ser alcanza la más alta sensación de bienestar, tanto físico como psíquico, es más, experimenta la mismísima culminación de la sensación de placer o bienaventuranza, estos órganos son, por lo tanto, el más alto instrumento o conjunto de sentidos existente. Del mismo modo que los ojos son órganos sensoriales para la luz, y los oídos son instrumentos sensoriales para el sonido, los órganos sexuales son instrumento sensorial para la percepción de la suprema experiencia de bienaventuranza o para la experiencia de la culminación de la misma vida. Como esta sensación de bienaventuranza por medio de los órganos sexuales sólo puede llegar a su verdadera culminación a través del contacto con los órganos correspondientes de otro ser de sexo contrario, y este contacto, cuando transcurre normalmente, termina en la más alta sensación de placer que psíquicamente, en el momento de clímax total, se convierte en una simpatía culminante hacia la pareja y físicamente es una culminación de sensación de placer físico, en el momento del clímax este acto sexual se convierte, de este modo, en un acto de amor en el que los detalles que lo desencadenan son caricias culminantes. De este modo, los órganos sexuales aparecen, en un sentido absoluto, como órganos especiales de las caricias. |
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