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(1591-1938) 
 
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Lo que es necesario para que el acto sexual bipolar culminante por medio del beso pueda tener lugar de una manera perfecta entre dos seres  1917. El incipiente clímax del acto sexual bipolar en forma de beso no tiene ninguna determinación de sexo masculino ni femenino. No busca contacto con «la mujer» ni con «el hombre», sino con «el hijo de Dios», «el hombre-dios» o «la Divinidad» en «el hombre» y «la mujer» y, por lo demás, en todos los seres vivos. Pero el puro clímax sexual sólo puede, naturalmente, culminar de una manera natural con la especie de seres con la que uno mismo está totalmente o en parte a la misma longitud de onda mental o sexualmente, es decir, individuos de la propia especie. El hombre bipolar no busca, naturalmente, clímax sexual por medio del beso a través del contacto con un león, un tigre, un perro o gato, un pájaro o pez, una planta, una flor, un mineral o algo parecido, a pesar de que cualquier forma de simpatía y amabilidad hacia estos fenómenos forma parte de la zona sexual bipolar. Estos fenómenos no tienen una longitud de onda tan fina que entre el hombre verdadero y ellos pueda surgir un contacto sexual mutuo culminante a través del beso. Para que haya contacto y un clímax sexual a través del beso es, naturalmente, necesario que ambas partes estén a una onda sexual con una longitud semejante o muy cercana. Una longitud de onda tan cercana sólo puede existir entre las células de la lengua y de los labios de dos hombres bipolares, complementada con la sensibilidad bipolar que ahora domina a todos los demás microorganismos del organismo. Entonces, del contacto mutuo de las partes por medio del beso puede surgir una reacción mutua tan afín, que puede ser el clímax sexual más elevado y perfecto en su culminación.


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