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El hombre y la mujer en el clímax sexual bipolar todavía inacabado  1909. Mientras el organismo calculado para la sexualidad bipolar todavía no se presente en un estado acabado para el desencadenamiento de la culminación del acto bipolar, el individuo sólo puede tener clímax sexual a través de los órganos sexuales unipolares heredados del reino animal. Pero, según la estructura espiritual y capacidad del ser en una bipolaridad normal, este clímax sólo puede ser una experiencia imaginaria, formada de pensamientos, tal como el deseo bipolar ordinario lo exige. Visto desde el lado de la bipolaridad, el clímax sexual, físico entre seres del mismo sexo, con una atracción sexual correspondiente, sólo es un contacto espiritual. La experiencia sexual absolutamente «humana», es decir, la experiencia sexual absolutamente bipolar sólo estará presente en la fantasía, mientras los dos seres todavía sólo sigan pudiendo alcanzar clímax sexual a través de los órganos sexuales unipolares heredados. Cuando tiene lugar la culminación del acto sexual entre dos seres unipolares del mismo sexo, este acto sólo se podrá experimentar como un acto bipolar por medio de la imaginación. El principio fundamental de este acto será que ambas partes se imaginen su acto conjunto de clímax sexual como un acto normal entre hombre y mujer. Cada una de las partes se imagina a sí misma como una pareja contraria a la pareja con la que tiene lugar el acto. Si se trata de dos mujeres, que buscan goce sexual mutuo, cada una de ellas se imaginará a sí misma como la pareja masculina activa. Ambas se imaginan que son la pareja masculina del acto y al otro ser se lo imaginan como a la pareja femenina o mujer. Si se trata de dos hombres, que buscan la realización de un acto sexual mutuo, ambos se imaginarán como la pareja femenina o mujer del acto y a la otra parte como al ser masculino u hombre del acto. Si no fuera así, no habría ninguna base en absoluto para el acto. Carecería totalmente de sentido, si en resumidas cuentas pudiera llevarse a un goce. Es, precisamente, el incipiente polo nuevo el que crea la atracción sexual del ser hacia su propio sexo. Aquí no se cuenta, naturalmente, con los actos que se manifiestan contra la naturaleza, debido a la desviación o prostitución. Aquí se trata sólo del acto sexual que descansa exclusivamente en la atracción entre el ser y su propio sexo debido a la incipiente bipolaridad.


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