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(1591-1938) 
 
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Cómo al hombre terreno ahora se le han dado, en virtud de la ciencia del espíritu, las condiciones para poder alcanzar el gran nacimiento en la Tierra  1897. En la siguiente encarnación, el hombre-I tenía que nacer en una esfera en la que la verdad absoluta no sólo eran dogmas, sino que también existía como ciencia general, concreta, experimentada con conciencia diurna. Ahora esta circunstancia está, sin embargo, cesando. Ahora el hombre-I terreno ya no necesita nacer en otro planeta para alcanzar el gran nacimiento. A partir del gran impulso y esfuerzo actual de la redención del mundo, la solución del misterio de la vida, o la totalidad de los análisis concretos de la imagen del universo en forma de ciencia del espíritu, ha nacido y se manifiesta en la esfera de la Tierra. Toda la estructura de la imagen del universo, tanto sus detalles temporales como eternos, se presenta ahora en forma de análisis cósmicos que constituyen series de pensamientos coherentes, construidos lógicamente como alimento concreto para la inteligencia o la razón. Las propias experiencias de los seres conjuntamente con estos análisis hacen que la auténtica verdad sobre la imagen del universo se convierta en realidad viva y concreta. De este modo, el investigador evolucionado o con madurez espiritual puede reflexionar mediante su propio material de experiencias y, de este modo, controlar cada detalle importante, cada fenómeno importante de los análisis cósmicos de la imagen del universo y, así, llegar a experimentarlos por sí mismo como conocimiento, verdad y realidad concretos. Estos análisis cósmicos de la imagen del universo, revestidos de materia de inteligencia y, con ello, puestos al alcance de los sentidos intelectuales ordinarios como ciencia controlable, han sido, de este modo, transferidos del dominio del sentimiento y del instinto, donde sólo eran accesibles como dogmas de fe o postulados proféticos no controlables, a la razón y a la clara zona real de la conciencia diurna. Toda la imagen del universo, tanto su lado psíquico o espiritual como material o físico, se ha convertido, con ello, en realidad palpable o concreta. Y como este conocimiento sólo puede dar lugar al modo de ser que ama al prójimo como a sí mismo, a la comprensión de que «todo es muy bueno» y a la clara visión de la inmortalidad o existencia eterna de los seres como uno con la Divinidad, se comprende cómo la actual manifestación del impulso mundial cósmico o redención del mundo ha abierto camino para la transformación del hombre-I, para que pase de ser un hombre terreno no iniciado a un hombre iniciado. Ahora, que la solución del misterio de la vida es accesible en la Tierra como conocimiento-A, B y C, la humanidad terrena presenciará, en las próximas centurias, la transformación de muchos hombres-I en incipiente hombres-J. El gran nacimiento irá siendo, poco a poco, un acontecimiento normal en la esfera de la Tierra, algo parecido a lo que sucede con el nacimiento físico corriente.


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