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(1591-1938) 
 
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Lo que falta en la esfera de la Tierra de las condiciones en las que se basa la transformación del hombre-I en hombre-J  1896. Que la transformación de hombre-I en hombre-J no pudiera tener lugar hasta ahora en la Tierra, y que esta transformación sólo se pudiera obtener en otro planeta todavía más evolucionado que la Tierra se debía, además de lo que ya hemos dicho anteriormente, también al hecho de que las circunstancias especiales que condicionan la posterior evolución o la experimentación total del gran nacimiento no se encontraban en la Tierra. Lo que, de este modo, faltaba era la solución al misterio de la vida revelada como ciencia concreta y absoluta. Y como una ciencia así era absolutamente lo único que podía satisfacer al hombre-I, ahora con madurez en todos los ámbitos, este hombre no tenía ninguna posibilidad en absoluto de alcanzar esta satisfacción en la Tierra. Los análisis del misterio de la vida y la solución o revelación desvelada a través de ellos no podía de ninguna manera convertirse en conocimiento-A concreto o absoluto, es decir, en un hecho experimentado con conciencia diurna. Y al no poder convertirse en conocimiento-A, tampoco podía convertirse en conocimiento-B, que es lo mismo que práctica con conciencia diurna. Pero al no poderse convertir en práctica, no podía convertirse en conocimiento-C, es decir, en hábito o talento. El modo de ser basado en la verdadera solución del misterio de la vida o la verdad absoluta de la existencia no podía, de este modo, convertirse en absoluto en un talento perfecto para el hombre-I. Y como su transformación en hombre-J estaba, precisamente, condicionada de una manera rotunda por este talento, es comprensible que, como ya hemos dicho, la reencarnación de los seres en la esfera de la Tierra tuviera que cesar aquí.


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