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(1591-1938) 
 
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Cuanto más avanzada está la evolución sexual del actual hombre terreno, más tendrán lugar sus repeticiones de las disposiciones matrimoniales en sus estadios más jóvenes, para finalmente presentarse solamente en la infancia como tendencias muy débiles o totalmente borrosas, sin fuerza que están a punto de cesar o ser eliminadas totalmente de la psique  1879. Con respecto al talento del ser para el matrimonio, este talento, al igual que las demás tendencias de la conciencia, está sometido a la ley de la repetición. Cuando un hombre ha llegado a la degeneración del matrimonio o directamente a su total superación, es decir, cuando el ser se ha liberado totalmente de las exigencias del matrimonio o deseos de éste en su edad adulta actual, entonces esta superación se vivirá de nuevo en la próxima vida del ser como su última repetición inmediatamente antes del comienzo de la edad adulta, es decir, al final de la veintena. Pero en los años antes de esta repetición de la superación del matrimonio, el ser repite, por lo tanto, la parte de su destino matrimonial que está antes de la última encarnación. Y cuanto más retrocedamos en la hilera de vidas o encarnaciones anteriores del ser, más dispuesto para el matrimonio estaba el ser. Esto se manifiesta de nuevo en las repeticiones en la vida actual, de modo que en esta vida el ser está más dispuesto al matrimonio cuanto más joven es. Esta es la causa de que un ser de 18 años pueda estar ardientemente enamorado y crea que la correspondencia obtenida de la otra parte es algo eternamente inquebrantable, es un amor eterno, etc., para luego, a medida que pasan los años, experimentar que este enamoramiento directamente se desmorona, va muriendo rápidamente. Sólo tras cuatro, cinco años de vida común el matrimonio se ha convertido en algo que a un ser así le da desgana. Es más, incluso en situaciones en las que la correspondencia del amor por la otra parte no ha cesado, ni esta parte ha sido infiel ni negligente en el matrimonio. Cuando, de este modo, no hay ninguna razón externa debilitadora del matrimonio, la causa sólo puede, por lo tanto, buscarse en el hecho de que para una de las partes la vida común sólo puede haberse basado únicamente en una repetición de un talento matrimonial moribundo desde hace tiempo. Que el hombre-H también pueda entrar en conflictos matrimoniales se debe, en muy alto grado, a que la repetición del matrimonio tiene lugar en el propio estadio juvenil y, mientras dura allí, ensombrece o domina totalmente la voluntad del ser. En un hombre más avanzado la repetición del matrimonio ya tiene lugar en la infancia y, entonces, no tiene ninguna fuerza especial para desarrollar deseo o exigencias sexuales matrimoniales. Y, de este modo, el ser está casi totalmente libre del matrimonio, las tendencias al enamoramiento y deseos de posesión sexual cuando alcanza la edad en la que, al contrario, las tendencias y exigencias matrimoniales normales comienzan a moverse en la psique del individuo. En el ser iniciado, o que ha nacido cósmicamente, la repetición del matrimonio ha retrocedido tanto, que en su vida actual este ser no tiene ninguna de sus manifestaciones o tendencias.


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