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(1591-1938) 
 
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Lo que el ser experimenta en su infancia y juventud sólo son, principalmente, repeticiones de estados de conciencia que el ser ya ha superado en sus vidas terrenas anteriores  1878. Que el hombre-H pueda encontrarse con relaciones matrimoniales tan drásticas, a pesar de que su facultad de enamoramiento, debido a su alto estándar evolutivo y a su prominente inteligencia, sólo constituye unos últimos y tan débiles hilos que sólo es un asunto de tiempo cuándo se romperán, y el ser ya no seguirá formando parte del reino animal, sino que se habrá convertido en un verdadero hombre, se debe al hecho de que el hombre-H está tan avanzado en su evolución que el estadio matrimonial sólo es, en realidad, una repetición o un volver a vivir algo que, de hecho, ya ha dejado atrás en vidas anteriores. Como ya sabemos, los estadios terrenos de la infancia y juventud del ser vivo sólo son estadios de repetición, en los que las manifestaciones sólo son, principalmente, un vivir de nuevo tendencias de la conciencia que este ser ya ha vencido en vidas terrenas anteriores. Cuando este tiempo de repetición ha terminado, lo cual para el hombre terreno tiene lugar alrededor de los treinta años, comienza su edad adulta. Entonces, su conciencia está construida totalmente en su actual encarnación, y aparece con el estándar al que el ser, a través de la evolución de vidas anteriores, ha estado en condiciones de elevarla. A continuación la evolución del ser entra en nuevos campos de conciencia, cuya superación y dominio comienza ahora a alcanzar. Cada superación y dominio así de campos de conciencia o manifestación volverá a ser de nuevo en la próxima vida terrena una lucha, pero sólo se vivirá de nuevo de un modo relativamente fácil, por medio del cual el ser adquirirá conciencia diurna despierta de su posición o superioridad en relación con el campo de conciencia dado, que se repite. De este modo, todos los talentos, tanto los físicos como los psíquicos son transferidos de una encarnación a otra. Cada dominio de los climas de pensamientos, de la materia o sustancia alcanzado en la edad adulta y la vejez se vive de nuevo en el estadio de la infancia y la juventud respectivamente de la próxima encarnación. Esta transferencia de lo experimentado en el estadio adulto al estadio de la juventud de la próxima vida tiene lugar gradualmente. Los últimos estadios dominados en la última vida se repiten en la actual encarnación inmediatamente antes del comienzo de la edad adulta, o sea, cuando el ser está al final de la veintena. Los estadios dominados en vidas que todavía se encuentran mucho más atrás se repiten, de modo correspondiente, más temprano en la juventud del ser, es decir, en medio de la veintena, según el lugar de la vida en la hilera de encarnaciones anteriores en la que se manifestaban como destino y fueron dominados.


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