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(1591-1938) 
 
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La relación del hombre-H con el matrimonio normal  1877. Que el hombre-H también es un representante de «la zona de los matrimonios desdichados», en la que cualquier simpatía que esté fuera del matrimonio y de la vida de familia será a costa del matrimonio absolutamente «normal», es algo natural. Pero, debido a que el hombre-H es un ser que ha experimentado una serie de encarnaciones con mucho sufrimiento, además de la avanzada evolución de los polos (de aquí la gran facultad de compasión o incipiente amor al prójimo que, en mayor o menor grado, caracteriza a este ser), le es muy difícil hacer a otros desdichados. Si el hombre y la mujer en un matrimonio son hombres-H, un matrimonio así puede en el mejor de los casos ser, incluso, muy feliz, porque ambos son tan amorosos que son incapaces de causarse mutuamente pena, y ambos tienen un estándar tan intelectual que pueden cultivar esferas de intereses comunes y hacer su vida común extraordinariamente rica y provechosa para los dos y, con ello, para su entorno, aunque la atracción sexual mutua no tenga ninguna fuerza abrumadora o, quizá, falte totalmente. Pero no es corriente que un matrimonio esté, precisamente, formado por dos seres formando parte del hombre-H. En la mayor parte de los casos, los seres que forman parte del hombre-H se casan con un ser de las otras categorías o tipos sexuales. Como los seres de estos grupos todavía sólo pueden vivir o encontrar particularmente la felicidad teniendo derecho de propiedad sobre el cónyuge, al mismo tiempo que manifiestan un mayor o menor primitivismo espiritual, tarde o temprano este matrimonio lleva consigo la desdicha. Para el hombre-H, que en ciertos casos no tiene en grado considerable corazón para defenderse y no puede soportar la discordia, esto significa resignación y tolerancia, que casi puede convertirlo en un esclavo bajo la tiranía de un cónyuge así de primitivo. En otros casos, un todavía destacado enamoramiento no correspondido en el cónyuge puede ser causa de una desesperada resignación y tolerancia ante la tiranía. A través de matrimonios de este tipo, el hombre-H experimenta la incapacidad o incipiente incapacitación para el matrimonio. Y su fuerte facultad de simpatía o amor al prójimo, con la consiguiente hambre de dar y recibir caricias, es conducida por nuevos derroteros y caminos, que llevan directamente hacia el gran nacimiento.


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