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(1591-1938) 
 
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Porqué los seres de sexo contrario aún son objeto de la orientación o exigencias sexuales del hombre-H  1876. Como el hombre-H no ha sufrido la influencia de ninguna clase de seducción u otros hechos de tipo sexual que hayan forzado la evolución del polo contrario, a costa de la función orgánica del polo ordinario que todavía no ha dejado atrás, esta función no es, de este modo, interrumpida de manera no natural en ningún momento, debido a que las funciones del polo contrario se hayan apoderado de él demasiado temprano. Por lo tanto, la manifestación del hombre-H estará, en realidad, dominada por su polo ordinario a lo largo de toda la época de la evolución de sus polos, no obstante, con el cambio a favor del amor al prójimo y el conocimiento cósmico a que da lugar la evolución natural y armónica del polo contrario. De este modo, el polo ordinario seguirá siendo el factor más importante en la manera de manifestarse el ser. Como ya hemos dicho, esto hará que, hasta muy avanzada la evolución de sus polos, este ser seguirá manteniendo la apariencia de formar parte de los denominados «normales», por lo que respecta a la zona sexual. Puede tener una gran facultad de sentir simpatía hacia su propio sexo, pero como la última pequeña derivación de las fibras nerviosas de la estructura orgánica del polo contrario, que tiene que conectar las funciones de este polo con el cerebro físico y, con ello, introducir estas funciones como pensamientos en la conciencia física, diurna, despierta del ser, todavía falta o está bastante inacabada, esta simpatía aún no se mezcla con vibraciones sexuales conscientes. Por lo tanto, dicha simpatía no se experimenta como una atracción sexual o deseo de una satisfacción o clímax sexual con el objeto de la simpatía mencionada. Los seres de sexo contrario siguen siendo objetos de atracción sexual para el hombre-H, aunque, en realidad, puede abarcar a muchos seres de su propio sexo con una simpatía y una entrega que, a veces están, en ciertas situaciones, mucho más emparentadas con las que tiene hacia el sexo contrario. Es más, incluso a veces puede sentir los mismos celos o envidia que, generalmente, siente en su relación con el sexo contrario. Cuando el deseo de propiedad sobre la vida y actividades de amigos cercanos y de familiares se manifiesta, en mayor o menor grado, en la psique del hombre-H, esto se debe, precisamente, a las funciones del polo contrario que, debido a su todavía inacabada facultad de experiencias especiales en este ámbito, están presentes en su psique de una manera no consciente. Por lo tanto, sólo puede, en un grado correspondiente, experimentar los impulsos o efectos de estas funciones por medio de los efectos del polo ordinario con los que se identifican. En este estadio, los efectos del polo contrario no pueden, por consiguiente, crear ningún deseo carnal o exigencia de clímax sexual con seres del propio sexo, tal como sucede cuando los efectos de este polo han llegado al estadio en que tiene lugar su contacto con el cerebro. Por medio de una facultad especial, particular de experimentar, los efectos del polo contrario se van separando gradualmente de los efectos del polo ordinario y se convierten, al igual que éstos, en una manifestación especial, autónoma en la conciencia diurna del ser y constituyen aquí un correspondiente factor decisivo nuevo, consciente despierto, en la estructura sexual del ser y en su orientación psíquica modificada hacia su propio sexo. Pero, entonces, el ser ya no sigue siendo en hombre-H, sino que forma parte de la siguiente categoría de seres de la línea de evolución normal de la época de la transformación de los polos.


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