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(1591-1938) 
 
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Porqué la mayoría o la gente en general entiende mal la transformación de los polos sexuales y, por consiguiente, la teme y la mira con desdén  1871. Como acabamos de ver, la culminación de la oscuridad del ciclo de la espiral se encuentra en la zona de la transformación de los polos o del sexo masculino y femenino. Aquí encontramos todos los tipos de sufrimientos mentales o espirituales. Primero encontramos la zona de los matrimonios desdichados. Luego encontramos las otras esferas y tipos que todavía divergen más de la mayoría, que se han denominado con las letras A-B-C-D-E-F y G. Y lo que hemos visto de estas esferas y tipos no ha sido demasiado alentador. No es extraño que muchos pregunten con temor y aversión en la voz si verdaderamente todos los hombres tienen que pasar por los estados de estas esferas antes de alcanzar la iniciación. La pregunta se formula, por lo general, de manera muy concreta con las palabras: «¿Tienen todos los hombres que ser homosexuales?» Lo que despierta en los que preguntan el desprecio por la homosexualidad, como es el caso, no es difícil de comprender, cuando se conocen los análisis precedentes. Es como si para la mayoría o la gente en general el concepto «homosexualidad» se ha convertido en la personificación de todo tipo de anomalías sexuales. Sólo ver al «hombre afeminado» y a «la mujer hombruna», ver a los seres prostituirse para su propio sexo, ver a los seres convertirse en individuos sin energía o desempleados crónicos debido a confusiones sexuales, tendencias psicopáticas intrínsecas o clases de pensamientos enfermizos es, evidentemente, más que suficiente para desconcertar al hombre aún ignorante cósmicamente, pero presuntamente «normal». Pero la cosa es que la gente en general o mayoría, en realidad, no ve y, por consiguiente, tampoco llega a conocer a los seres con una transformación sexual verdaderamente natural y, totalmente normal, porque por lo general estos seres son tan cultos y aceptan de tal modo la ignorancia total de la mayoría, por lo que respecta al ámbito sexual y su gran tendencia a malentender el problema, que no muestran, de una manera ingenua o tonta, su psique a los seres que forman parte de la mayoría. Están totalmente conformes con las palabras del redentor del mundo, de que no hay que echar perlas a los cerdos. Saben que los cerdos mastican las costosas perlas haciéndolas pedazos, sin obtener con ello ningún alimento ni provecho. Los seres que se están transformando sexualmente, de los que la mayoría o el gran público tiene conocimiento, sólo son, por lo general, seres en mayor o menor grado desviados. Son todos los seres que, de algún modo, han perdido totalmente los frenos morales en el ámbito sexual y, por lo tanto, están bajo el poder de sus apetitos desviados, que son demasiado fuertes. Naturalmente, puede haber algunas excepciones, en las que seres de la zona normal de transformación son descubiertos por personas ajenas, pero por lo general es en situaciones en que aquellos han sido traicionados por camaradas o amigos indignos o primitivos, que han descubierto su situación íntima. Lo que la mayoría o el gran público llega a conocer de la esfera de transformación sexual y sus seres sólo es, por consiguiente, la zona desviada y a los seres que se encuentran en ella. No puede, naturalmente, decirse que esta zona sea el camino normal ni reconocerse como tal, sino que es un camino que se crea en virtud de los seres cuyo apetito sexual ha crecido más que su capacidad moral y ética. De la misma manera que en la zona de la mayoría o de la gente en general hay una esfera normal y una anormal, así también hay, naturalmente, una esfera normal y una anormal en la zona de la transformación sexual. Del mismo modo que sería estúpido juzgar a la mayoría o a la gente en general según sus seres anormales y hacer los análisis de estos seres, enfermos mentales, valederos para la mayoría, así también será, desde luego, en sumo grado estúpido tomar el análisis de los seres anormales de la zona de la transformación sexual como base del de los seres normales de la misma zona. Hacer el análisis de los seres enfermos o anormales idéntico al de los seres sanos y normales sería, en muy alto grado, no científico, por no decir injusto. No obstante, la mayoría o la gente en general se hace, en principio, culpable de este gran error cuando percibe a los seres desviados de la esfera de la transformación sexual como a los seres normales de esta esfera. Pero es excusable, debido a la total ignorancia e ingenuidad que a lo largo de milenios, es más, a lo largo de toda la época bíblica ha dominado a la mayoría con respecto a la zona sexual o del fuego supremo. Incluso el propio Moisés blandía el azote de la muerte sobre todo aquel que tuviera manifestaciones afectivas con matiz sexual, que se encontraran fuera de la opinión autorizada de lo que es el sexo femenino y el sexo masculino en su forma más pura.


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