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(1591-1938) 
 
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«El hombre-F»  1867. Donde la evolución moral y la relación con Dios está por debajo del impulso sexual, de modo que lo que domina la voluntad del ser es en mayor grado este instinto que la moral, el tipo de hombre es otro. A este tipo lo llamaremos «hombre-F». La estructura de sus polos es, al igual que en el tipo precedente, cambiante. Como estos hombres no tienen ni una fuerte relación con Dios ni ninguna moral como muralla protectora contra su desmesurada sexualidad, dirigida por una voluntad extraviada, están totalmente a merced de sus impulsos sexuales. Por consiguiente, están expuestos a todo tipo de desviaciones de la línea normal o camino de evolución normal y directo. En estos seres el matrimonio ya no es ningún fundamento soportador de la vida. No tienen ningún deseo de crear un hogar y una familia. Son seres para quienes particularmente se interrumpen los noviazgos. Como también están, en alguna medida, a punto de adquirir conciencia de su polo contrario, se entregan frecuentemente a la prostitución con su propio sexo. Esta manera oscura de sustentarse incrementa en ciertos seres una tendencia a la aversión hacia un trabajo normal y sano. Por esto, encontramos a muchos de estos seres como «desempleados crónicos», holgazanes permanentes que suelen frecuentar, de manera especial, los retretes o excusados alrededor de las grandes ciudades para buscar aquí «clientes» sexuales y terreno para toda clase de artimañas o estafas económicas, con las que intentan encontrar una especie de reemplazo de la economía que no desean mantener por medio de un trabajo honrado, moral y sano. Algunos de los individuos de este grupo tienen, debido al estado de sus polos, una fantasía con una actividad muy viva. Pero como esta fantasía carece de una dirección moral e intelectual superior, «los hombres-F» no se convierten como «los hombres-E» en genios, virtuosos o destacados líderes, sino al contrario en psicópatas, en seres que en su modo de percibirse y hablar de sí mismos son, en un grado demasiado exagerado, héroes en todas las situaciones. Cuentan largas historias, que son pura fantasía, en las que ellos son héroes fantásticos. Son muy chapuceros, es decir, realizan su trabajo artístico de manera tosca y sin cuidado. Es más, algunos quieren dedicarse al arte a cualquier precio, aunque no tienen ni talento ni posibilidades para ello. Lo que es el objeto de sus deseos no es tanto el propio arte como ser considerados artistas por la gente. Por consiguiente, en algunos casos vemos a estos seres mostrar un amplio repertorio en la creación de un camuflaje exterior que pueda hacer que sus semejantes consideren que son grandes artistas. Se los ve con un equipo de pintor muy llamativo, un gran sombrero de pintor, barba y todo el resto de la mascarada, en virtud de la cual creen en muy alto grado poder dar la apariencia de ser el gran genio. La única diferencia es que los verdaderos genios presentan un exterior muy común. Es más, a veces estos seres están tan ocupados de su arte que, en mayor o menor grado, descuidan su exterior y son poco escrupulosos con su aspecto. Hace tiempo que no se preocupan de lo que piensa la gente y no les afecta que piensen que son artistas o chapuceros. El genio verdadero sólo puede crecer y desarrollarse con esta soberanía. Para los seres, anteriormente mencionados, que desean ser admirados y galardonados por una genialidad que no poseen en absoluto, el camuflaje exterior es sumamente necesario. Pero este camuflaje se monta alrededor de una manifestación de falta de talento. Por consiguiente, estos seres no ascienden por el momento a las más altas cimas del arte. En el mejor de los casos sólo se convierten en chapuceros en todo lo que hacen. Como no pueden vivir de la chapucería y, simultáneamente, opinan que tienen demasiado talento para vivir como trabajadores comunes, también terminan en los problemas económicos del «grupo-F», con su esfera de oscuros instintos de conservación y medios de subsistencia. A su vez, esto lleva finalmente consigo que estos seres terminen con asco por la vida y, por lo tanto, en el peor de los casos tengan que estimularse tomando, entonces se vuelven bebedores, alcohólicos o esclavos de otros productos destructores de la vida y terminan, de este modo, como un barco naufragado. En próximas vidas se mostrarán como más o menos débiles mentales, como tipos raros, como «retardados» en la escuela, como físicamente endebles, según el carácter de su desviación.
      Bajo todo este abigarrado panorama de manifestaciones mentales y físicas se oculta, por consiguiente, el estado de los polos del ser como la causa más profunda y verdadera. Todos estos seres han perdido, en mayor o menor grado, la inspiración y el deseo de vivir y el consiguiente estímulo para crear matrimonio, hogar y familia, que mantiene las ganas de trabajar, el buen sentido y una vida normal del hombre y la mujer presuntamente «normales». Y como con respecto a moral y relación con Dios todavía son seres casi muertos, aquí tampoco pueden recibir ninguna inspiración ni tener ningún especial deseo de trabajar, aparte de la tendencia a hacer de héroes y hundirse en las decepciones, la degradación y la indigencia económica de tipo psicopático que, a su vez, significa en los peores casos hastío de vivir y suicidio en esta vida, y en la próxima una existencia que, como hemos dicho, implica para estos seres deficiencia mental o un estado anormal.


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