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(1591-1938) 
 
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La naturaleza rechaza y frena la evolución sexual desviada  1861. «Amor no correspondido», que es lo mismo que enamoramiento desdichado, es, por consiguiente, una de las grandes y desagradables molestias que ensombrecen una gran parte del dominio del hombre femenino y de la mujer hombruna. Como el polo femenino del hombre afeminado es el mayor factor regulador que tiene la psique de este ser y, por consiguiente, su vida afectiva, este ser es inevitablemente atraído hacia un ser en el que el polo masculino domina, en grado especial, en un organismo normal masculino. Un ser así es el objeto ideal de enamoramiento para el hombre afeminado. Pero no tiene ninguna posibilidad de ser correspondido. El ser masculino normal no tiene ninguna facultad en absoluto de enamorarse de su propio sexo y, en particular, del hombre afeminado que, con sus especiales características anormales, apela a su desprecio, ira y odio. Si un hombre así, robusto por naturaleza, se involucra, sin embargo, con un hombre afeminado que está enamorado de él, no se debe en absoluto a una correspondencia al amor del hombre afeminado, sino que, al contrario, tiene en general lugar para obtener ventajas o para aprovecharse económicamente del hombre afeminado enamorado. Es sencillamente prostitución. El hombre masculino, que en este caso forma más bien parte del tipo del estafador, es un ser que, en realidad, tiene una aversión muy acentuada hacia la relación, pero debido a la perspectiva de las ventajas o ganancias económicas se congracia con el hombre afeminado enamorado o interesado. Y, por lo general, este último acaba no sólo con la desdicha del amor no correspondido, sino que, a veces, es desvalijado totalmente. El temor al escándalo y la denuncia a la policía lo han convertido en una presa fácil o una víctima del chantaje económico. Y la angustia mental y los complejos de inferioridad relacionados con esto pueden, a veces, llevar al enamorado desdichado al hastío total de vivir y al suicidio. Por medio del rechazo y freno que pone la propia vida a la transgresión de las leyes de la naturaleza por el ser, el deseo desviado de este hombre afeminado es amortiguado en vidas futuras, y un proceso evolutivo normal se pone de nuevo en actividad. El polo masculino puede ponerse de nuevo en función y vivirse hasta el final, y la evolución polar normal encuentra de nuevo su verdadero cauce.


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