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(1591-1938) 
 
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Cómo puede tener lugar una evolución forzada de la estructura polar del polo opuesto y su consiguiente sobredimensionamiento  1856. Lo que está en vigor para estos dos tipos polares sobredimensionados, «la mujer hombruna» y «el hombre afeminado», es que la nueva naturaleza de su conciencia no está tan desarrollada como la naturaleza del viejo polo normal de sus muchas encarnaciones, que ahora ha sido hecho retroceder en exceso por el acentuado estado sobredimensionado del polo contrario y su consiguiente dirección de la conciencia diurna del ser. Este sobredimensionamiento no se basa en evolución, si precisamente lo hiciera no sería anormal. Al contrario, se basa en el hecho de que quien se encuentra en él en algún momento en vidas anteriores ha sido objeto de una seducción sexual u otra relación anormal, que ha estado en condiciones de llevar el pensamiento sexual del ser a una actividad forzada y a huir de la línea normal de evolución. Esta especial orientación sexual surgida de ello se ha ido convirtiendo poco a poco en conciencia habitual, del mismo modo que, por ejemplo, beber o fumar u otras anormalidades, que atañen a la conciencia, pueden convertirse en un hábito, pueden convertirse en un deseo exagerado que, en los casos más difíciles, sólo puede combatirse cuando ya se ha desencadenado como una catástrofe. Esta seducción sexual u otra causa de la desviación pueden, por ejemplo, haber tenido lugar por medio de un adulto cuya tendencia a buscar satisfacción sexual en su propio sexo ha degenerado, hasta tal grado que no tiene suficiente en las relaciones con adultos, sino que está tan desviado que desea relaciones con seres inmaduros, con menores de edad o niños. Como la humanidad terrena está muy avanzada en su proceso de transformación sexual, y el polo contrario está más o menos en evolución y avanzando en todos los hombres civilizados, en lo más profundo de cada hombre y cada mujer ya habita una correspondiente tendencia, aunque no tienen conciencia de ella, a sentir simpatía hacia su propio sexo, pero esta simpatía no llega ni tiene que llegar a conocimiento o a la conciencia diurna de quien la siente de otra manera que como una evolución polar normal estimulada de forma discreta e imperceptible por la propia naturaleza. Entonces, como posteriormente veremos, esta simpatía no causará todos los tormentos y anormalidades que ahora tienen lugar debido a la evolución demasiado forzada puesta en marcha por los propios hombres.


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