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(1591-1938) 
 
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Una atracción sexual que al hombre femenino le produce mucho sufrimiento  1852. Hay, por consiguiente, hombres cuya naturaleza es en gran parte dictada por sus tendencias femeninas, hasta tal grado que, a veces, si llevasen ropa de mujer casi no podrían distinguirse de las mujeres normales. No es, por lo tanto, sólo mental o psíquicamente que muestran una feminidad desmesurada, sino también en el aspecto corporal exterior. Hay ejemplos de que, en realidad, estos seres sobre todo desearían llevar ropa de mujer, si no fuese totalmente en contra de las disposiciones jurídicas de uso corriente. Con respecto a la voz o el habla, en estos seres ésta es en alto grado femenina o semejante a la de una mujer. Debido a que en estos seres el polo femenino ha llegado a tener una conexión demasiado dominante con el cerebro físico o conciencia diurna despierta, se sienten, de modo correspondiente, como mujeres. Sienten, de este modo, una atracción sexual muy fuerte hacia el hombre masculino, atracción que les crea a la mayoría sufrimientos y desdichas inmensas. El hombre todavía robusto y masculino es, en realidad, el implacable enemigo de este hombre femenino o afeminado.


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