Lee y busca en El Tercer Testamento
   Apdo.:  
(1591-1938) 
 
Búsqueda avanzada
   

 

La filosofía de la ciencia materialista sobre la vida o su afirmación de que la casualidad es la causa primera del universo y de la vida es una transgresión máxima del método de investigación científica, que esta ciencia exige que se cumpla como base científica en todas las otras situaciones  1839. ¿Qué importancia tiene que este microbio domine en cierta medida los elementos y haga que trabajen para él, haga que lo lleven por tierra y mar, por encima de las nubes y debajo del agua, qué significa que pueda hacer que potentes máquinas vomiten a millones objetos de uso corriente, qué importancia tiene que este mismo microbio trabaje hasta casi morir para ampliar su conocimiento y habilidades materiales, qué importancia tiene que estudie durante años en universidades y centros de enseñanza, aparte de que su infancia y juventud están totalmente a merced de la enseñanza, los maestros, los pedagogos, los educadores y otras disposiciones humanitarias y culturales para crear en este mismo ser verdadero conocimiento y verdaderas habilidades, cuando todo este escenario, la cima de conocimiento y habilidades materialistas, todo el dominio de este microbio sólo es una mota de polvo bajo las toneladas opresoras de la casualidad del universo? Si la casualidad es el factor más importante del universo, si la vida construye y destruye, y la casualidad ha podido producir un resultado tan maravilloso como los organismos normales y la perfección natural de los cuerpos de los seres vivos para el objetivo que cada uno tiene que cumplir, ¿para qué, entonces, el trabajoso entrenamiento y estudio o asimilación de la mínima facultad de racionamiento o sentido lógico que cada uno de nosotros tiene, precisamente, que tener para ser aceptado como un ser normal? De hecho, cuanto más facultad de racionamiento se adquiere, más se está en oposición al factor dirigente y creador del universo. Quienes hoy son profesores, doctores de la ciencia materialista, y sólo son partidarios de esta ciencia y consideran todo lo que está fuera de las formas de vida o estado de conciencia propio y de otras personas conocidas como simple casualidad, son los contrastes más destacados al factor del universo concebido por ellos mismos como el máximo creador y aniquilador: la casualidad. En su propio comportamiento y creación o voluntad no dejan que la casualidad florezca. Aquí tienen perfectamente claro que esto sería muy peligroso. Experimentan que aquí tienen necesidad de conocimiento y de la facultad de razonar. Aquí el factor más importante tiene que ser lógica, método e intencionalidad. Donde se descuida este factor, se hunde su destino. Aunque esta sea la experiencia más fundamental de su propia experimentación de la vida, declaran, sin embargo, obstinadamente que la casualidad es el factor totalmente dominante en todas las manifestaciones o procesos creadores que se encuentran fuera de la facultad humana común de percepción o comprensión, es decir: el dominio creador de la naturaleza. Aquí esta filosofía autorizada, materialista sobre la vida de la ciencia, su enseñanza o declaración de que la casualidad es el origen del universo o cosmos se revela como superstición. De este modo, aquí se muestra como un hecho evidente que en la creación de su concepto del universo o filosofía sobre la vida actúa de una manera muy estridente contra las leyes científicas que de otra manera, con sutilidad que llega a ser bochornosa, alega que están cumplidas, y que cumple cuando se trata de la investigación en los campos locales de la materia, y en virtud de la cual los citados máximos representantes de la ciencia se han convertido, precisamente, en las capacidades autorizadas que se conocen con el título de doctor y profesor. Como estos hombres de ciencia materialistas no pueden dejar de ver que en la investigación local de las materias del universo, donde su capacidad de observación es muy grande, nada carece de plan o es casual, sino que todo esta supeditado a leyes racionales, este mismo hecho tendría que ser la única base aceptable para toda investigación científica más amplia en campos que se encuentran fuera de la percepción directa o del dominio humano terreno. ¿Por qué no admitir que la misma supeditación a leyes racionales tendría, así mismo, que ser el factor más importante en el inmenso océano de procesos creadores que están en la zona todavía desconocida para los sentidos, y que se llama universo? Cuando en las zonas microscópicas del universo, accesibles al pesar y medir humano terreno, no existe ninguna casualidad, ¿por qué, entonces, admitir que la casualidad tiene, precisamente, que florecer y ser el factor dominante en las zonas o detalles macrocósmicos?


Comentarios pueden mandarse al Martinus-Institut.
Información de errores y faltas y problemas técnicos puede mandarse a webmaster.