Lee y busca en El Tercer Testamento
   Apdo.:  
(1591-1938) 
 
Búsqueda avanzada
   

 

El significado de la constelación de los polos del hombre y de la mujer o del ser de sexo masculino y femenino en la creación por Dios del «hombre a su imagen»  1837. Pero aunque la luz celestial esté baja en el cielo mental del pleno invierno del ciclo de la espiral, está, sin embargo, allí y promete la llegada de una nueva época de luz. Anuncia el avance de una nueva primavera cósmica con el consiguiente verano y la culminación de vida, luz y calor. Vemos que Dios, de este modo, en la gran oscuridad, en la que la luz y el calor de la vida están reducidos, y el frío mortífero de la noche y del invierno está en su culminación, ha dejado, sin embargo, que quedase tanto fuego celestial o espíritu divino que, incluso en la oscuridad más profunda, la vida no puede morir o perecer totalmente y, con ello, desaparecer. Con este, aunque reducido, rayo de luz del cielo que brilla en la oscuridad en forma del instinto de apareamiento, la existencia de la vida y, por lo tanto, la inmortalidad de los seres están garantizadas. El juego erótico del ser de sexo masculino y el ser de sexo femenino, su acto de apareamiento, el abrazo mutuo del hombre y la mujer, su entrega en su deseo y simpatía mutua y su consiguiente fusión en «una carne» es la luz eterna de la fuente de la vida en la esfera de la oscuridad, es la cercanía reconfortante de Dios en la región de hielo del invierno cósmico, es una chispa del amor en medio del dominio del odio, es el espíritu de Dios, eternamente invicto, en el reino de los demonios, son los latidos íntimos del mismo Dios a través del corazón del reino animal. A través de la constelación de los polos del hombre y la mujer, de los seres de sexo masculino y sexo femenino se convierte en el fundamento a partir del cual Dios puede modelar al hombre a su imagen y semejanza.


Comentarios pueden mandarse al Martinus-Institut.
Información de errores y faltas y problemas técnicos puede mandarse a webmaster.