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(1591-1938) 
 
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Hombre-B. Los seres de la muerte cósmica o los cadáveres cósmicos  1832. A continuación, llegamos a la zona en la que la inteligencia de los seres ha alcanzado una cierta evolución que usan totalmente al servicio de su egoísmo. Y como su tendencia matrimonial está algo degenerada, tanto en el matrimonio como fuera de él son muy inmorales en su modo de manifestarse, frecuentemente adquieren naturaleza de gangster o de bandido. Toman sin ninguna consideración todas las mujeres que desean y no retroceden ante la rufianería, la trata de blancas o el negocio de burdeles. De este modo, explotan económicamente a todas las mujeres que pueden tener bajo su poder. Los seres así aportan muy poca alegría al sexo contrario y están más bien llenos de odio hacia su propio sexo. Hasta cierto punto son una molestia y una desgracia tanto para su propio sexo como para el sexo contrario y, con ello, para la sociedad. Como más bien son totalmente ateos o irreligiosos, son los representantes de «la muerte cósmica». Cada tipo de pensamiento en sentido religioso, cada idea sobre el alma y el espíritu, la inmortalidad y el concepto Dios, así como las prescripciones de las grandes religiones mundiales humanas sólo son para ellos superstición necia e ingenua. Por consiguiente, están en la culminación de «la falta de conciencia cósmica». Son «cadáveres cósmicos» en la forma más pura. Son el núcleo del grupo de seres dentro de la humanidad terrena en los que culmina el principio mortífero o el presunto «mal». Son la boca del cráter por donde sale la lava mental, que todo lo destruye, o secreción mortífera del infierno o cataclismo. A esta categoría de seres la llamaremos «hombre-B».


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