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(1591-1938) 
 
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El principal factor que socava la creación de la verdadera experimentación de la vida  1814. Como acabamos de ver, la creación de una paz mundial no es tan simple que sólo consista en una cuestión de crear las mejores armas y usar la astucia y arrogancia más refinadas en la invención de mentiras propagandísticas. Ahora está claro que todo lo que a los hombres terrenos se les ha ocurrido hasta el momento y lo que todavía se les puede ocurrir en el mismo sentido es la mismísima antorcha del odio, que todavía mantiene en vida el mortífero infierno de la guerra. Por consiguiente, el único camino es seguir a los sabios, a los más grandes dirigentes de la humanidad, porque no se trata, precisamente, de una cuestión de armas, sino de una cuestión de sabiduría, de espíritu o verdadero conocimiento de la más profunda naturaleza u origen psíquico del modo de actuar o de ser humanos. Y ya no puede dudarse de que toda discordia entre los hombres terrenos tiene exclusivamente su raíz en su disposición inacabada para la simpatía, y en el consiguiente poco interés y poca comprensión con respecto a la creación de la vida y el bienestar del prójimo, y en que este interés y creación es la primera condición para la creación de nuestro propio bienestar. Creer que podemos crear un bienestar verdaderamente sano y permanente para nosotros a costa del bienestar, la alegría y el deseo de vivir de nuestro prójimo es la mayor superstición de la existencia y una manifestación de que nos engañamos y, por lo tanto, el mayor factor de socavación de toda creación de la verdadera o real experimentación de la vida. Alcanzar una clarividencia cósmica absoluta, conciencia cósmica, iniciación o el gran nacimiento mientras, consciente o no, se sustrae o roba en mayor o menor grado el acceso de otros a la vida, la luz y el bienestar es igual de imposible como es imposible para el hombre terreno modificar la temperatura del sol, la órbita de la Tierra y el resplandor de la Luna.


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