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(1591-1938) 
 
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El que quiera llegar al fondo del misterio de la vida tiene que poder ver que cada época evolutiva de la vida es estimulada por una determinada sexualidad o llama del fuego supremo  1804. Es necesario que el mundo esté dispuesto a aceptar que el amor de apareamiento, o sexualidad unipolar, tan alabado y elogiado, por divino que pueda experimentarse por los seres que todavía no viven en su zona de culminación, no sigue la misma dirección en todo el ciclo de la espiral. El que quiera llegar al fondo de la solución del misterio de la vida no puede estar atado a la tradición ni ir en una sola dirección. Tiene que ver que cada época evolutiva de la vida es estimulada por su especial forma de llamas del fuego supremo. Él mismo tiene que ver las más hermosas tradiciones desaparecer para hacer lugar a sus contrastes, ya constituyan luz u oscuridad. Tiene que acostumbrarse a que aquí, al igual que en todos los otros campos de la experimentación de la vida, están en vigor relaciones o ciclos cambiantes. Tiene que acostumbrarse a ver sus queridas tradiciones sometidas a las leyes cambiantes del ciclo, a ser alternativamente cenagal de cloaca y agua cristalina, alternativamente abono y la hermosa rosa o la fruta exquisita, sabrosa y nutritiva, etc., al igual que todo lo demás dentro de la experimentación de la vida. El que no pueda someterse a este modo de ver y a esta actitud con respecto al misterio de la vida no tiene que esperar adquirir conocimiento, no tiene que esperar poder alcanzar, por el momento, la iniciación o el gran nacimiento.


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