Lee y busca en El Tercer Testamento
   Apdo.:  
(1591-1938) 
 
Búsqueda avanzada
   

 

Porqué la sexualidad en una sola dirección de los animales y del hombre terreno no está en vigor a lo largo de toda la espiral  1801. Como es este fuego el que en forma de sexualidad arde en el interior de cada ser como la más alta fuente de sus experiencias sensoriales y de sus manifestaciones, es evidente que esta fuente, este fenómeno no puede tener una sola dirección, sino que tiene que representar una cantidad tan grande de fluctuaciones o formas de estructura interna como la cantidad de formas de experimentación de la vida o seres vivos existentes, ya que estas diversas formas de seres vivos son, precisamente, un resultado de esta estructura. Por lo tanto, es un hecho para todos los hombres intelectuales o evolucionados que la manifestación de los seres vivos muestra una diversidad en cuanto a sus diferencias, y que estas diferencias se deben a su especial disposición para la simpatía, es decir, su sexualidad. Aquí quizá se objete que los seres vivos muestran, precisamente, una dirección única muy acentuada por lo que respecta a la sexualidad. En este campo los seres parecen ser bastante iguales. Para todo ellos, con algunas pocas excepciones, rige que se presentan como seres de sexo masculino y seres de sexo femenino. Y esto es cierto, ¿pero no es, simultáneamente un hecho que estos seres que siguen una dirección sexual única, todos ellos, animales y hombres, representan la zona de invierno del ciclo de la espiral? Esta zona, la del principio mortífero, se mantiene en virtud de que la disposición a la simpatía de los seres aparece con su despliegue menor. Aquí no hay ningún amor fuera de la pareja y la descendencia. Los demás seres sólo son rivales, competidores en todo lo bueno o en las ventajas que están disponibles. Son seres que más bien se consideran como un obstáculo para la propia felicidad. Envidia, odio y persecución es la forma de manifestación que la disposición para la simpatía genera hacia seres que están fuera de la protección del apareamiento y de la descendencia, y es así la causa directa y más profunda de guerra y discordia, de injusticia y abuso contra todos los otros seres vivos. Esta forma no es la que lleva al ser a sentir que «no ha venido al mundo para dejarse servir, sino para servir». Al contrario, anima al ser vivo con la actitud directamente contraria. Esta actitud es la que hace que el ser sienta que «cada cual tiene que pensar en si mismo». Esta actitud es la que da cuernos, colmillos y pezuñas al organismo del animal, y al hombre terreno la facultad de aplastar a su prójimo con el poder de los elementos en forma de bombas atómicas y otros medios de destrucción masiva de cultura y sociedad y llevarlos a crear estertor de muerte, gritos, tormento e infierno para todos. Este es el resultado al que la sexualidad de dirección única ha llevado a los seres vivos. Esta sexualidad de sentido único es la irradiación menor del calor del fuego supremo. Los hombres terrenos y los animales viven, por lo tanto, en el despliegue menor del fuego supremo. Pero como la ley del ciclo da lugar a contrastes, de modo que tras el invierno viene el verano, tras la noche viene el día, es un hecho que el estado sexual de los seres vivos no puede seguir una dirección única a lo largo de todo el ciclo de la espiral.


Comentarios pueden mandarse al Martinus-Institut.
Información de errores y faltas y problemas técnicos puede mandarse a webmaster.