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(1591-1938) 
 
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La humanidad terrena se encuentra en el inicio de la eclosión de la primavera del ciclo cósmico  1799. Tras esta helada y este frío mental portadores de muerte, tras esta culminación de la zona de invierno en el ciclo de la espiral de la humanidad terrena, tiene de manera absolutamente inevitable que seguir una primavera, como en todos los otros ciclos, tanto físicos como psíquicos, de la vida. También hace tiempo que hemos experimentado en la historia que se nos ha legado y en la actual realidad la incipiente brisa de una primavera mental y la consiguiente eclosión de la primavera. A esta brisa de primavera ya la conocemos como idéntica a todas las formas de movimientos humanos, tales como religión y política, que en mayor o menor grado llevan el amor al prójimo a la cultura y a la vida de la sociedad. A pesar de esta capacidad mortífera, a pesar de las guerras mundiales, la destrucción de cultura y la descomposición de la sociedad, en la psique de la humanidad hay tendencias inmensamente grandes que luchan contra la mentalidad de guerra, al igual que casi todos los hombres que comienzan a ser civilizados están cansados de la guerra y desean una paz permanente. Además de manifestarse a través de la religión y la política también se manifiestan por medio de otras formas, tal como empresas filantrópicas, movimientos internacionales de «la cruz Roja», que han asumido la tarea de ayudar a enfermos y heridos en la guerra, independientemente de amigo o enemigo, criminal o santo, independientemente de nación, raza, religión y política. Forman un cuerpo cuyo lema es «misericordia en la guerra y la paz». Por consiguiente, encontramos en grado creciente al «buen samaritano» del redentor del mundo en carne y sangre, en realidad o de hecho. Donde no domina la mentalidad de la guerra, sino que provisionalmente se ha estancado o está inmovilizada, vemos siempre un enorme florecimiento cultural, una mejora o aumento del nivel de vida de los hombres. En muchos casos y muchas situaciones se remedian las condiciones sociales todavía inacabadas e injustas. Se crean grandes escuelas con maestros con una educación excelente, y en las que el acceso a la enseñanza es gratis, es más, incluso el acceso a la comida es gratis, etc. Se crean instituciones de ayuda para quienes hayan sido afectados por la necesidad, la invalidez y la indigencia. Se crean residencias para ancianos y una previsión social, además de todos los otros bienes culturales que un estado civilizado representa, tal como viviendas buenas, soleadas, buenas condiciones higiénicas, servicio de hospitales y médicos, cuerpo de policía y de bomberos, buenos medios de comunicación y carreteras, etc. Como quien dice, no hay ningún límite para este desarrollo, con tal que nunca haya guerra ni revoluciones. Por lo tanto, esto quiere decir que la primavera del ciclo de la espiral en realidad sería total, y el invierno se habría superado, en el momento en que ya no hubiera tendencias de guerra en las sociedades. Estas tendencias, es decir, las heladas y el frío del invierno mental, todavía no se han alejado lo suficientemente. La humanidad terrena todavía no ha avanzado lo suficiente en el año cósmico como para que la primavera haya podido triunfar. Como ya hemos dicho, nos encontramos en la primera incipiente eclosión de la primavera del ciclo cósmico de la espiral.


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