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(1591-1938) 
 
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El fuego supremo es lo fundamental de la supraconciencia del ser vivo y, por consiguiente, de la regulación de toda percepción o experimentación de la vida  1790. No está de acuerdo con la ley o el principio de la evolución que el instinto sexual no forme parte del ciclo y, por lo tanto, no esté sometido a sus estadios de transformación. Del mismo modo que todos los otros fenómenos de la vida tienen sus «estaciones del año», la sexualidad del ser vivo también aparece en estadios de transformación o «estaciones del año». Así se convierte en un hecho irreversible que no es la vida la que estimula el principio sexual, sino, al contrario, este principio el que estimula la vida. Se ha tenido que capitular en grado creciente ante esta rama de la evolución, del mismo modo que se ha tenido que capitular ante todas las otras transformaciones de la estructura y manifestación de los seres vivos llevadas a cabo por la evolución. El principio sexual o «el fuego supremo» es así, en realidad, lo fundamental de la supraconciencia del individuo o ser vivo. Aquí se encuentra la sede del proceso de la vida del individuo en todos los reinos de existencia y de su vinculación con el resto del universo, tanto con el macrocosmos como con el microcosmos. Este fuego es el regulador del amor por excelencia. Determina de manera absoluta todos los grados de amor. ¿Y es, acaso, la vida otra cosa que la experimentación y manifestación de diversos grados de amor? Toda experiencia es una mezcla de sensaciones. Una mezcla de sensaciones es, a su vez, lo mismo que sentimiento «coloreado». Esta «coloración» representa una escala de matices desde la culminación del negro hasta la culminación del blanco que, a su vez, es lo mismo que de la culminación de la oscuridad a la culminación de la luz, de la culminación del frío a la culminación del calor, de la culminación del malestar a la culminación del placer, que es lo mismo que la culminación de la desgana a la culminación del deseo que, a su vez, en su más alta forma de experimentación es lo mismo que la culminación de la antipatía y la culminación de la simpatía o la culminación del odio y la culminación del amor respectivamente.


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