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(1591-1938) 
 
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El fuego supremo es, por medio de los dos polos sexuales, el fundamento de la experiencia de luz y oscuridad de la vida  1779. El fuego supremo es, por consiguiente, la base de toda la experimentación de la vida, de su aumento en dirección a la culminación de la luz y de su disminución en dirección a la culminación de la oscuridad. Entre estos dos puntos extremos se encuentra toda la vida de conciencia existente, todo lo que, en resumidas cuentas, puede experimentarse. Con el paso por el espacio entre estos dos puntos extremos se crea la experimentación de la vida del ser, dado que con este paso se crea la relación de contraste, sin la cual sería imposible toda experimentación. Esta relación de contraste se crea automáticamente por medio de la estructura del fuego supremo. Como esta estructura tiene, de este modo, que crear la culminación de los dos grandes contrarios, la oscuridad y la luz, que se encuentran en todas las manifestaciones, tales como el hambre y la saciedad, el mal y el bien, el odio y el amor, la insatisfacción y la satisfacción, la aflicción y la alegría, la guerra y la paz, además de los ciclos principales: el ciclo de las sustancias, el ciclo del día, el ciclo del año, el ciclo de la vida física y el ciclo de la espiral, dicha estructura tiene, de modo correspondiente, dos conjuntos de funciones orgánicas. A estos dos conjuntos ya los conocemos como las manifestaciones «masculinas» y «femeninas». Los dos polos sexuales correspondientes se muestran como el órgano primario o fundamental de estos dos conjuntos para las funciones condicionantes de la experimentación de la vida.


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