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(1591-1938) 
 
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El ciclo de espiral no es, en oposición a los ciclos materiales, un ciclo «exterior», sino un ciclo «interior»  1775. En este ciclo no hay nada exterior que se abandone ni nada exterior que venga, tal como sucede con los ciclos materiales. Día, noche, mañana y tarde, verano e invierno y los demás ciclos físicos sólo son acontecimientos exteriores en los que se encuentra el ser vivo y que, por consiguiente, sólo puede experimentar como algo exterior. El ciclo cósmico de espiral es, al contrario, algo interior. Es una transformación de la propia estructura del anhelo o del deseo del ser vivo, de modo que los anhelos o deseos se satisfacen o cumplen a favor de la aparición de nuevos deseos y anhelos. El ser vivo nunca puede estar sin deseos. Uno de sus principios eternos es, claro está, el deseo primario, en él se basan todas las formas existentes de deseos y anhelos de la vida diaria y su satisfacción.


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