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(1591-1938) 
 
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Porqué el hombre, y no el animal, puede tener remordimientos de conciencia y suicidarse  1767. Dado que el hombre terreno tiene dentro de él dos procesos contrarios, uno que destruye la naturaleza del animal y uno que construye el contrario a esta naturaleza, a saber, lo «verdaderamente humano», este ser, como ya hemos dicho, está de antemano condenado a convertirse en un ser que, en mayor o menor grado, está en conflicto consigo mismo, aparte del conflicto o querella con los seres que lo rodean en el que aún se encuentra, y que la parte restante de la psique animal en su conciencia sigue originando. Este fenómeno nuevo e incipiente en la conciencia del hombre terreno se debe a una creciente facultad de simpatía o amor y el consiguiente altruismo puro, del que el animal salvaje carece totalmente. El animal totalmente salvaje sólo puede mostrar débiles manifestaciones de simpatía con fines egoístas o en casos que forman parte de su instinto de conservación, tal como en el acto de apareamiento o en el proceso de reproducción frente a la pareja y la descendencia. No conoce ninguna ley que le prescriba que tiene que amar a otros seres como se ama a sí mismo. Sólo conoce la ley que condiciona que «cada cual piense en sí mismo». Por lo tanto, no puede arrepentirse ni lamentar actos que ha cometido, tal como sucede con el hombre. El hombre civilizado corriente vive, al contrario, cada día lamentándose, estando molesto y con remordimientos sobre sí mismo, sobre actos que debido a su instinto animal ha cometido, pero que debido al crecimiento de su psique altruista o humana encuentra indignos y, por lo tanto, luego desea que en realidad no hubieran tenido lugar. A este descontento o conflicto consigo mismo lo llamamos «remordimientos de conciencia». Estos remordimientos de conciencia o este descontento del individuo consigo mismo, esta guerra que sostiene contra la parte animal de su psique pueden ser tan fuertes, tan dominantes que pueden llevarlo al suicidio. Aquí el hombre también diverge totalmente del animal. Los animales no se suicidan. No planean en absoluto matarse a sí mismos. Pueden, naturalmente, por descuido tener un accidente y sufrir un dolor, pero se enfrentan a ello. No capitulan ni traicionan su propia existencia física deshaciéndose de su cuerpo físico.


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