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(1591-1938) 
 
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La sexualidad unipolar del hombre es lo heredado del reino animal que será lo último en desaparecer  1766. ¿Qué tiene entonces el hombre terreno en común con el animal? Ante todo tiene el mismo principio de reproducción que el animal. Como ya sabemos, este principio se basa en la culminación del egoísmo que, a su vez, depende totalmente de su disposición especialmente unipolar para la simpatía, la especial constelación mutua en el ser de lo masculino y lo femenino o del principio masculino y femenino, que, por su parte, condiciona su aparición (la del ser) como un ser especialmente de sexo masculino o de sexo femenino. Como el principio de reproducción, y el consiguiente instinto de conservación, es el núcleo, sólido como la roca, de la psique y existencia del animal y, por consiguiente, es lo que tiene más dificultades para disolverse, este núcleo será, evidentemente, el último de todos los fenómenos que el hombre terreno tiene en común con el animal que se hunda en su conciencia. Y es evidente que este núcleo no puede hundirse antes de que se cree un nuevo principio de reproducción con unos órganos tan desarrollados que lo hagan lo suficientemente sólido para poder fomentar la existencia de la nueva especie.


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