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La diferencia entre «el animal» y «el hombre»  1765. Hemos avanzado tanto en nuestro estudio de la psique del hombre terreno, que podemos ver que el hombre y la mujer terrenos son algo más que un simple ser de sexo masculino y de sexo femenino respectivamente. En su psique hay algo que el animal salvaje, que no ha recibido ninguna influencia por parte de los hombres, no tiene. Este «algo» es más visible o destacado cuanto más evolucionado está el ser, mientras que está presente en un grado correspondientemente menor cuanto más primitivo o cercano al estadio animal se encuentra el ser. Este «algo» es lo que determina la diferencia entre la psique del animal y la psique del hombre. Dicho «algo» hace que el hombre sea, precisamente, hombre y no sea un «animal». La diferencia entre «el hombre» y «el animal» no se basa de modo especial en la diferencia del cuerpo o físico. El cuerpo del hombre terreno es, en principio, el mismo que el del animal. Aquí sólo puede hablarse de una diferencia de grado, pero no de una diferencia de especie. La diferencia entre las dos especies de seres es, al contrario, casi exclusivamente de tipo psíquico. «El algo» anteriormente nombrado es, de este modo, algo puramente psíquico, es decir, algo que se encuentra en la conciencia. Mientras la esfera de la conciencia del animal sólo contiene el propio instinto de conservación con sus procesos de apareamiento o reproducción, y éstos dependiendo estrictamente de fenómenos determinados, la esfera de la conciencia del hombre terreno, al contrario, no sólo contiene este instinto de apareamiento, que todavía es el fundamento de la sobrevivencia de su especie, sino que también contiene el inicio de otro instinto que en grado creciente socavará en los seres el instinto de conservación heredado del animal y todo lo relacionado con él. Este nuevo instinto es el contraste diametralmente opuesto al instinto de conservación y, por consiguiente, poco a poco irá, tal como hemos dicho, socavándolo lentamente. Así, el hombre terreno se convierte en un ser que se aparta del animal en el hecho de que está en conflicto consigo mismo. El animal, al contrario, no puede entrar en conflicto consigo mismo. Sólo puede entrar en conflicto con otros seres. Su propia naturaleza es dirigida fundamentalmente por su instinto, que está tan desarrollado que lleva al animal a vivir al cien por cien en contacto con su instinto de conservación y sus condiciones de vida. Si el hombre avanzado quiere vivir de este modo, llega tarde o temprano al estado psíquico o crisis anímica que denominamos «remordimientos de conciencia». El hombre terreno puede, por consiguiente, apartarse del estado del animal y seguir otras leyes que las del instinto de conservación o del instinto animal. Este nuevo lado de la naturaleza del hombre terreno lo separa del lado de la misma naturaleza que, de lo contrario, tiene en común con el animal.


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