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(1591-1938) 
 
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Lo que muestra que el hombre terreno no es un «animal» en su forma más pura  1763. Este gozo o verdadera paz entre los hombres no es nada que pueda ordenarse o crearse con la simple acción de la policía. Aquí volvemos de nuevo al hecho de que el problema de toda la humanidad con respecto a la paz es asunto de un sentimiento interior, una disposición para la simpatía de una dimensión y de una estructura orgánica que tiene que divergir de la que hasta el momento ha estado vigente para el cien por cien de seres de ambos sexos. Está claro que entre seres cuya disposición para la simpatía tiene, exactamente, la misma estructura que la de los animales es imposible que surja otra cosa que una correspondiente simpatía animal, o la situación mental que es una condición de vida entre los animales y que puede expresarse con la frase: «Que cada cual piense en sí mismo». El instinto de conservación tenía que ser lo que lo eclipsaba todo. Ante él todas las otras consideraciones tenían que ceder. Este instinto de conservación, que todo lo eclipsa, culmina o florece en los hombres directamente en egolatría o adoración consciente de uno mismo. Y, desde un cierto punto de vista, puede decirse que es magnífico. El hombre ha estado en condiciones de crearse armas de defensa y ataque con sus facultades intelectuales o espirituales muy por encima de las facultades ordinarias del animal, y que son miles y miles de veces más efectivas que los dientes, garras u otros medios de lucha corrientes de los animales. Así ha podido mejorar la condición, las facultades y disposiciones animales hasta la genialidad. Puede exterminar a un adversario mediante la propia naturaleza o millones de caballos de fuerza de los elementos, ya se encuentre en el aire, en la tierra, en el mar o bajo el agua. Los hombres también lo han dispuesto todo, tanto desde el punto de vista de las fronteras como desde el punto de vista económico y mental de acuerdo con el principio «el derecho del más fuerte». Han llevado la psique animal a la genialidad. El hombre terreno constituye el reino animal perfecto en su culminación. Eclipsa a todas las otras especies de seres de la Tierra. Entonces, ¿por qué el hombre terreno no está satisfecho? Un «animal» tan fabulosa o genialmente dotado tiene que ser feliz en un «reino animal» culminante. Como los hombres, sin embargo, están muy lejos de ser felices, y es imposible que lo sean en el reino animal perfecto, pero desean, esperan y piden un futuro reino de paz, y luchan por él, es decir, desean un reino en el que las características de la vida animal no dominen a los seres, un reino que no se base en «el derecho del más fuerte», sino en la justicia o «igualdad de derechos para todos», es un hecho que el hombre ya no es un animal verdadero en su forma más pura. Desde el punto de vista puramente psíquico se ha convertido hasta un cierto grado en otro ser, un ser con una actitud más simpática y humana. «Justicia en vez de poder» e «igualdad de derechos para todos» son, precisamente, facultades que el animal no conoce fuera del campo de su apareamiento o reproducción y relación con su descendencia.


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