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(1591-1938) 
 
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Fuerzas en los hombres que no son acentuadamente «masculinas» o «femeninas» y, por consiguiente, no se basan en la simpatía de apareamiento  1756. Es como si las fuerzas altruistas nombradas en lo que antecede existieran sin nadie que las origine de manera personal perceptible visiblemente. Son rayos que atraviesan la esfera de la conciencia humana y proceden, naturalmente, hasta un cierto grado de los propios hombres. Hacen que las ocupaciones egoístas o interesadas de los hombres sean desviadas en dirección al altruismo. Por consiguiente, en su resultado final son, en mayor o menor grado, ocupaciones o empresas con amor a los hombres. Esto muestra que desde el actual estadio civilizado o cultural de los hombres surgen fuerzas que no son de manera especial acentuadamente de sexo masculino ni de sexo femenino. No favorecen ni al sexo masculino ni al sexo femenino. Van, al contrario, en dirección a proteger a todos los seres, aunque, naturalmente, hasta el momento su objetivo son sobre todo los hombres. Sin embargo, hay castigos por descuido y maltrato de animales, del mismo modo que, incluso, extienden una mano protectora hacia todos los valores culturales creados, tales como obras de arte geniales en el campo de la literatura, la música, las artes plásticas, etc. Como hemos visto aquí, en la psique de los hombres están surgiendo en un grado considerable fuerzas que actúan en dirección altruista. Como ya hemos dicho, estas fuerzas proceden hasta cierto punto de los mismos hombres y demuestran que estos seres no son exclusivamente seres egoístas, sino que desde su psique irradian en mayor o menor grado fuerzas que no se basan en la simpatía de apareamiento, en la adoración del sexo masculino o del sexo femenino.


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