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(1591-1938) 
 
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La primera manifestación de las facultades para la simpatía o la psique humana que diferencian al «hombre» del «animal»  1754. La simpatía que diferencia al «hombre» del «animal» es un fenómeno que no tiene nada que ver con el instinto de conservación, al contrario. Esta simpatía verdadera no deja que quien la posee busque lo suyo. Lo lleva a sacrificarse él mismo de buena gana, si así puede salvar a algunos seres, que en este caso quiere decir a cualquiera, de un peligro de muerte u otro estado desdichado. Es tan contraria a la naturaleza del animal, como el día es lo contrario a la noche. En virtud de esto se puede demostrar que «el hombre» es una especie totalmente distinta de ser y con una base de vida distinta a la del «animal». Es cierto que aún no es corriente para la humanidad terrena que, dado el caso, uno quiera más bien sufrir él mismo en vez de que otros tengan que sufrir, y que para liberar a otros de sufrimientos uno exponga gustosamente su vida, pero no puede negarse que aunque el hombre terreno corriente aún no haya llegado al punto en que expone gustosamente su propia vida por el bienestar de otros, en su psique ya hay, sin embargo, mayores o menores tendencias en esta dirección. ¿Qué son las manifestaciones filantrópicas? ¿Qué son las muchas disposiciones de ayuda que, tanto por parte de personas privadas como de instituciones oficiales, se ponen en funcionamiento para ayudar a personas pobres y necesitadas, entre otras a los desdichados niños huérfanos de guerra y a otras víctimas de la guerra? ¿Qué son los hospitales públicos y toda la ayuda médica que se presta desde ellos? ¿Qué son las pensiones de invalidez y de ancianidad? ¿Y que son las fuertes exigencias del público de hacer todo esto todavía más amplio y con mayor protección de la vida que actualmente? ¿Qué es la protección por parte de la policía y la protección jurídica? ¿Qué son la enseñanza y las comidas escolares gratuitas que ofrece el estado? ¿Qué son las medidas de higiene y salud prescritas por la ley? ¿Cuál es el núcleo y la fuerza de las grandes religiones mundiales? ¿Cuál es la energía y la fuerza en la construcción alrededor del mundo de iglesias y templos magníficos? ¿Cuál es la fuerza y el objetivo de todos los muchos fenómenos de tipo cultural que existen donde no hay ninguna guerra que haga estragos y donde, por consiguiente, uno puede desarrollar su vida en paz? ¿Cuál es el objetivo de las grandes máquinas generadoras de energía, los ascensores, la luz eléctrica, el agua y el gas, la calefacción central, la construcción de hermosos parques y jardines públicos embellecidos con geniales obras de arte? ¿Qué son los museos o colecciones de arte del estado, sus academias, universidades, centros de enseñanza, etc.? ¿Hay uno sólo de estos fenómenos que en su resultado final no dé exactamente lugar a lo contrario del principio animal o egoísta? ¿No son todo esto manifestaciones que de ninguna manera pueden ser creadas o mantenidas por disposiciones animales, o sea, las disposiciones que crean antipatía o guerra, mutilación y muerte? ¿No es un hecho que estos fenómenos no pueden ser de ninguna manera el resultado de ira, guerra u odio? ¿No es fácil ver, incluso sin clarividencia cósmica, que la atmósfera mental que sirve de base a la aparición de estos fenómenos es mucho más apacible que la animal llena de violencia, cuyas huellas egoístas son inevitablemente privación de libertad, esclavitud camuflada o evidente, terror, mutilación, muerte y destrucción? ¿No es un hecho igual de real que los hombres prefieren de manera absoluta la atmósfera apacible que la violenta de la guerra? ¿Qué es si no su grito ya crónico pidiendo una paz duradera?


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