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(1591-1938) 
 
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Porqué «la segunda venida de Cristo entre nubes», la paz o la salvación de la humanidad se encuentra únicamente en que el individuo conozca su propia psique, el objetivo y la finalidad de ésta  1734. Por medio de lo que hemos oído aquí, vemos que los redentores del mundo y los grandes sabios de entre los hombres no han sido locos fanáticos que más bien tenían que crucificarse o ejecutarse, sino que han sido seres que, en virtud de su conciencia o su mentalidad liberada de las tendencias animales o egoístas, eran la paz. Es fácil ver que si, por ejemplo, todos los hombres fueran igual de abnegados que Cristo, la paz tendría que haberse convertido en un hecho dominante en toda la Tierra. Es inevitable tomar en consideración la mentalidad del redentor del mundo si queremos lograr crear paz en nuestro propio interior y, de este modo, paz en la Tierra. Tiene razón donde dice: «yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí». Esto quiere decir, en realidad, que nadie llega a «la conciencia cósmica», a experimentar la inmortalidad y a ser uno con el universo, el infinito y la eternidad y, con ello, «uno con el Padre» sin estar animado por la actitud mental y modo de ver las cosas que constituía la psique o conciencia del redentor del mundo. Cuando otros hombres llegan por medio de la evolución a este estado de conciencia, experimentan, precisamente, lo que el redentor del mundo ha anunciado como su «segunda venida entre nubes». Por consiguiente, todos los hombres experimentarán una vez, en virtud de la evolución, «la segunda venida de Cristo», no como un profeta o redentor del mundo de carne y sangre fuera de ellos, sino, al contrario, como una iniciación a la conciencia cósmica o psique humana en la que el redentor del mundo estaba iniciado, y que era la causa de su aparición al servicio de la redención del mundo como modelo para la creación del «hombre a imagen de Dios». Todos los hombres experimentarán así que en ellos se despertará la conciencia que hacía mucho tiempo se había despertado en él. Por consiguiente, aquí se ha convertido en un hecho que la salvación y el futuro de la humanidad sólo se encuentra en que el hombre se conozca a sí mismo, su propia psique, el objetivo y la finalidad de ésta.


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