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| Porqué el amor al prójimo es el objeto absolutamente más necesario para la investigación humana | 1732. Cuando se trata de desarrollar la fuente de calor mental del individuo, ¿podemos hacer algo mejor que, provisionalmente, sintonizar con el hombre que, de una manera tan manifiesta, está tan avanzado con respecto a la evolución del hombre terreno, que fue elegido por la Providencia para ser una revelación de la culminación del calor mental para esta humanidad? En virtud de lo que ya hemos indicado, es un hecho inalterable que el amor es lo único que puede remediar la miseria o las discordias y el sufrimiento bajo los que hoy gime y solloza. Es, por consiguiente, un hecho que, como mínimo, tenemos la descripción de un ser cuyo modo de ser ciertamente escandalizó a sus contemporáneos hasta un grado tal que lo crucificaron, pero poco a poco se mostró que este modo de ser estaba tanto en contacto con la evolución y la realidad que se convirtió en inmortal en la historia de la humanidad, y ha sido venerado y alabado por millones de hombres agradecidos durante casi dos mil años. Ningún rey ni emperador ha podido nunca, únicamente con su modo de ser, conquistar una multitud así de seguidores fieles durante tanto tiempo y después de su muerte. Que este ser, que nació bajo las condiciones más primitivas y pobres que existen y bajo circunstancias que, a lo largo de centurias, han calificado a otros recién nacidos como «hijos ilegítimos», que tuvo que trabajar como otros artesanos con el sudor de su frente, haya podido crearse una posición así, únicamente con su modo de ser, convierte en un hecho que su modo especial de ser era algo que tenía un significado inmenso para la humanidad terrena, de hecho, era una luz que no podía ocultarse, era una luz que no podía apagarse. Y como este modo de ser era una simpatía, un perdón y una comprensión culminantes del prójimo y, por consiguiente, era amor absoluto, sólo con esto se documentó que «el amor al prójimo» es el factor más elevado en la psique del ser vivo y, por consiguiente, tiene que ser absolutamente en el mismo grado el objeto más elevado y más necesario para la investigación humana. Como una confirmación de esto puede además añadirse que todos los otros grandes sabios del mundo son los seres que, del mismo modo, han tenido mayor número de seguidores. Un dictador moderno no ha tenido nunca un reino tan amplio y milenario de generaciones de fieles seguidores como los más grandes representantes del humanitarismo y el amor al prójimo o redentores del mundo. |
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