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(1591-1938) 
 
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Porqué no podemos evitar el estudio de la disposición del ser para la simpatía o la estructura orgánica sexual  1731. Cuando la humanidad puede, de esta manera, hacer que la materia obedezca a la voluntad, es un hecho que lo que está mal es la voluntad de los hombres. La voluntad de hacer lo correcto, es decir, de cumplir las condiciones necesarias para que la paz mundial pueda ser un exuberante florecimiento en la psique de la humanidad es lo que tiene que enderezarse. Y entonces nos encontramos de nuevo con la disposición para la simpatía en cada individuo concreto. La voluntad es dictada y dirigida por la disposición para la simpatía que, a su vez, es lo mismo que «el fuego supremo», y reside en la estructura orgánica sexual del individuo desde donde se activa. Por muchas vueltas que le demos, no podemos evitar el estudio de esta estructura orgánica. Por consiguiente, la salvación o la paz de la humanidad no es sólo una cuestión de técnica y fuerza, cosas que ya tiene en exceso, sino que también es en muy alto grado cuestión de esta estructura sexual, orgánica que, como hemos dicho, es la residencia del «fuego supremo» o la fuente de calor mental del ser vivo. Es aquí donde se puede iniciar la investigación o estudio de la temperatura mental del ser. También es aquí donde se muestra como un hecho que no se trata de pesos y medidas, conocimientos físicos sobre la materia o saber materialista, sino, al contrario, de conocimiento sobre el espíritu o sobre la fuente y causa más íntima del calor mental, que es lo más alto y lo único necesario para la humanidad en su situación actual.


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