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(1591-1938) 
 
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Terrenos mentales de desierto  1730. Ser débil, flojo y negativo en esta cuestión de temperatura mental es sinónimo de destrucción. Y donde todo el crecimiento se detiene, se extiende el desierto. ¿No están comenzando a mostrarse tendencias así, de creación de desierto, en la mentalidad o psique humana? Negar totalmente toda espiritualidad, negar la presencia de un yo eternamente inmortal en el organismo de cada ser, ¿no es un raquitismo en el crecimiento mental? ¿No es un terreno de desierto mental bastante hosco el que se muestra donde sólo se cree en la materia muerta y se cree que el ser vivo o «creador» es un producto de «lo creado» en vez de lo contrario? Creer que «lo creado» es lo que crea al «creador» nunca puede expresar fertilidad mental ni comprensión intelectual, del mismo modo que sólo puede ser la pura infecundidad o estado mental de desierto negar la existencia del «creador» y, por consiguiente, la propia existencia. Toda la discordia dominante o «la guerra de todos contra todos», ¿no es una documentación inalterable de un estado de desierto mental, que todo lo domina? ¿Por qué no florece la paz mundial en la esfera del hombre terreno? Hace tiempo que la humanidad ha llegado a dominar los elementos. Ha hecho de millones de caballos de fuerza de la naturaleza su servidor. En ningún caso necesita hacer él mismo el trabajo duro. Con máquinas puede mover montañas, rocas y ríos y fabricar objetos de uso a millones. Las máquinas liberan cada vez más al hombre de «la maldición» heredada: «Comerás el pan con el sudor de tu frente». La mano del hombre se vuelve cada vez más delicada. Sólo necesita apretar botones, y las máquinas producen fuerza, luz, calor y frío según su deseo. Poderosos medios de transporte llevan a los hombres sobre los océanos, sobre las nubes y bajo el agua. Incluso en ciertos casos pueden transportarse de un lugar a otro compitiendo con el sonido. Cuando la humanidad tiene, de este modo, la facultad de someter las fuerzas y dominar los elementos, ¿por qué su estado mental, el estado de felicidad normal no es entonces una culminación de exuberancia, salud y alegría? No le faltan ni aptitudes ni fuerza para hacer que la materia obedezca a la voluntad.


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