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(1591-1938) 
 
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Cómo «el remordimiento» es una confirmación de que «el amor universal» es un producto orgánico y no solamente un acto de voluntad  1724. Que esto es así se convierte en un hecho porque este amor al prójimo no es un acto de voluntad, del mismo modo que el matrimonial tampoco lo es. El hombre terreno puede tener una voluntad excelente de querer hacer lo mejor para todo y todos, pero una y otra vez no es capaz de practicar su deseo. Y cada vez que surge desarmonía entre la voluntad y un deseo humano sucede que en la conciencia del ser tiene lugar la reacción que llamamos «remordimiento». El remordimiento es, por consiguiente, una confirmación fundamental de que el sentimiento de amor universal es un producto orgánico, es el resultado de una evolución y no simplemente un acto de voluntad. ¿Hay algún hombre normal que busque el remordimiento? ¿No luchan los hombres con el remordimiento para librarse de él? El remordimiento, ¿no ha llevado a veces a los hombres al suicidio? Pero cuando la evolución lleva a cada hombre a un estado en el que su estructura orgánica engendra en él este amor hacia el prójimo, independiente del sexo, y dicho amor se vuelve, finalmente, tan fuerte que no se puede trasgredir su mandato sin tener remordimiento, este amor se vuelve en creciente grado lo que determina las acciones del ser. Del mismo modo, determina también el deseo del ser de sabiduría, el deseo de una explicación intelectual e inteligente de porqué tiene este estado de amor, que diverge del matrimonial. En las situaciones en que algo en la naturaleza o en la vida a su alrededor se juzga como «malo» o «diabólico» en un sentido cósmico, no está satisfecho. En su interior siente que esto es un engaño humano, y que el presunto «mal» o lo presuntamente «diabólico» tiene que cumplir algún objetivo en el gran plan del universo y, por consiguiente, no puede conducir a la perdición absoluta, al tormento, la muerte o la extinción eterna. Siente que tiene que haber una justificación verdadera de todos los fenómenos de la oscuridad, por medio de la cual estos fenómenos se ponen en contacto con el amor universal y se muestran como el gran resultado: «Todo es muy bueno». En este estado de amor, el ser no puede de ninguna manera sentirse satisfecho con ningún otro resultado. Y de aquí en adelante toda su fuerza intelectual va enfocada a que se le confirme este resultado con conocimiento absolutamente diurno, despierto y consciente.


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