Lee y busca en El Tercer Testamento
   Apdo.:  
(1591-1938) 
 
Búsqueda avanzada
   

 

Cristo pertenecía a otro sexo que los dos sexos terrenos  1716. De este modo, el redentor del mundo era por naturaleza un ser muy diferente que el hombre terreno corriente. Para él personalmente el matrimonio no era ningún fundamento que desease para su vida. En él había un hambre mucho mayor, a saber, el hambre de poder amar a su prójimo, que en realidad quiere decir a cualquiera. No era una añoranza de un ser de sexo masculino o femenino. No era el amor de un hombre o de una mujer lo que alimentaba en él o lo que deseaba. Espiritual o mentalmente no era un «hombre» ni una «mujer», sino una combinación armoniosa de la sublime unión de los dos sexos, fusionándose en él en un sexo distinto al terreno. Pero este sexo era un producto orgánico al igual que estos dos sexos. En él el amor al prójimo era, por consiguiente, un hambre orgánica, del mismo modo que el amor de matrimonio era un hambre orgánica en el hombre terreno. El fuego supremo en él lo llenaba con una simpatía o amor a todo o a todos, imposible de apagar. Por esto, veía en todo y en todos a su Padre celestial.


Comentarios pueden mandarse al Martinus-Institut.
Información de errores y faltas y problemas técnicos puede mandarse a webmaster.