Lee y busca en El Tercer Testamento
   Apdo.:  
(1591-1938) 
 
Búsqueda avanzada
   

 

La independencia sexual del redentor del mundo y su divergencia del hombre terreno atado al sexo  1714. A través de lo que antecede se ve que la religión mundial cristiana es una religión del «hombre» y de «la mujer». Es una religión que todavía protege la propiedad privada. En la estructura del hombre y de la mujer o del ser de sexo masculino y de sexo femenino, la propiedad privada es el núcleo más central del fundamento de su vida. Hay sin embargo que decir, que esto no se debe a su origen, el redentor del mundo Jesucristo, porque tanto su modo de ser como su instrucción descansaban exclusivamente en lo siguiente: «Amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo». Explicó que esto era «el cumplimiento de la ley». Él mismo ofreció su vida para el nacimiento de este ideal. Es fácil ver que para él la felicidad de su vida no era tener derecho de propiedad sobre ningún otro ser. No dependía del sexo y no podía, por consiguiente, ser dictado por el sexo masculino ni por el femenino. Por la misma razón, tampoco podía tomar partido por los seres de sexo masculino ni por los de sexo femenino. Las sucias tendencias del partidismo no podían adulterar sus puntos de vista y modo de ser. El fuego supremo en él no exigía que tuviera que ser uno con un ser de sexo contrario. Exigía, al contrario, ser uno con todos los seres vivos, exigencia que sólo puede cumplirse de un modo, a saber, dándose a estos seres. Darse uno mismo a estos seres es lo mismo que vivir exclusivamente para crear alegría y bendición para todo lo vivo en el universo. Pero un deseo así es imposible que se desarrolle y se cumpla totalmente en una estructura de conciencia que, simultáneamente, contiene en sí misma el deseo de poseer a un ser de sexo contrario con el consiguiente deseo adicional de ventajas, bienes materiales con que un ser deseado así puede ser atraído, ganado y poseído. El partidismo, condicionante de la vida, ante este ser y los bienes nombrados será lo diametralmente opuesto al verdadero amor al prójimo que animaba al redentor del mundo. Esta oposición será, inevitablemente, una fuente o causa permanente de guerra entre el ser en cuestión y los rivales de su propio sexo que también cortejan al ser contrario y llevan en su interior, como la más importante fuente de vida, el deseo de posesión (tendencia al enamoramiento) sobre dicho sexo.


Comentarios pueden mandarse al Martinus-Institut.
Información de errores y faltas y problemas técnicos puede mandarse a webmaster.