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(1591-1938) 
 
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Porqué se ha entendido el acontecimiento bíblico del paraíso como un «mal»  1712. Que toda esta iniciación divina tan fundamental se haya formulado en la Biblia y en otras tradiciones religiosas como un relato sobre una caída del primer hombre y el consiguiente castigo de Dios, del mismo modo que al redentor del mundo se le haya denominado el mal o la serpiente, se debe al hecho de que las tradiciones han nacido en un momento muy tardío, tan tardío que el deseo de oscuridad del hombre y la mujer hacía tiempo que se había saciado. Tener que seguir experimentando acontecimientos y cosas de las que uno hace tiempo se ha saciado hace que estos acontecimientos y estas cosas, finalmente, sólo puedan experimentarse como algo que produce tedio, mientras que, al contrario, todo lo que del modo más mínimo pueda ser lo contrario a dicho tedio se considerará como luz, inspiración, alegría de vivir o el mismísimo paraíso. Profetas y guías espirituales que han dado lugar a las tradiciones religiosas sobre el origen de los hombres han estado en un grado muy alto saciados de oscuridad, pero no han tenido ningún conocimiento cósmico de la más profunda estructura de la vida y, debido a ello, sólo han podido ver en la oscuridad la vivencia de un tedio, un mal o algo diabólico. Sólo han podido ver a los hombres como «pecadores» que desagradaron a la Divinidad y a los que como individuos impíos y poseídos por el demonio tuvo, necesariamente, que castigar. Por consiguiente, tenía que haber un lugar muy grande donde castigar, un infierno donde se podía ajustarles las cuentas a estas hordas criminales. Se tenía tanta hambre de luz y amor y se estaba tan saciado, hasta tener tedio, de la forma de vida animal, que en ningún caso se podía ver nada bueno en ella. Que estos seres y estos guías de la humanidad tomasen partido por la luz y la favoreciesen en todos sentidos, mientras subvaloraban la oscuridad, es naturalmente obvio.


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