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(1591-1938) 
 
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El paraíso bíblico es el sueño de Adán de experimentar el materialismo, la oscuridad o el contraste a la luz  1706. Aquí, en este paraíso, Adán todavía es un ser sobrenatural o celestial. Pero en cierta manera está muerto para los mundos exteriores. Aquí, en el reino de la bienaventuranza, las experiencias de sus recuerdos le dan ciertamente bienaventuranza, pero esta bienaventuranza sólo es una cierta forma de alegría de volver a ver, en forma de recuerdos, un pasado que está muy cerca del mundo basado en el contraste que ahora tiene hambre de experimentar. Pero los recuerdos de una experiencia pasada de esta esfera, que es un contraste a los mundos celestiales, no pueden satisfacer esta hambre y tampoco están destinados a hacerlo. Al contrario, sólo están simplemente destinados a intensificar el hambre del mundo exterior. Que los recuerdos puedan alegrar a Adán se debe solamente a que proceden del mundo que ahora se convierte cada vez más en su esfera de interés. Es lo mismo que si uno en la zona física se imagina una persona que desea ardientemente ir a un país extranjero. Una persona así estará siempre contenta de leer un libro u oír a otros explicar un poco sobre esta tierra prometida, pero ni la lectura ni las conversaciones pueden satisfacer totalmente este deseo. Sólo puede satisfacerse plenamente por medio de una verdadera estancia en el país. Por consiguiente, el paraíso bíblico sólo es, en realidad, el sueño de Adán de materialismo, oscuridad o del contraste a las regiones de la luz. Pero Adán no podía experimentar la oscuridad o el contraste del cielo o paraíso simplemente por medio de recuerdos de esta esfera, del mismo modo que tampoco podía hacerlo por medio de disposiciones sobrenaturales o celestiales.


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