Lee y busca en El Tercer Testamento
   Apdo.:  
(1591-1938) 
 
Búsqueda avanzada
   

 

La experiencia de Adán en «el reino de la bienaventuranza» o paraíso bíblico  1705. Como Adán estaba saciado de la esfera de la luz o del paraíso, esto tenía que dar lugar al deseo del contraste, a saber, el mundo físico que, precisamente en su primera época, es, con su materialismo mortífero, un contraste al paraíso o verdadera esfera del amor. El único modo por medio del que el ser del mundo divino puede acceder a esta forma de experimentar es tratando de entrar en los recuerdos del periodo, desaparecido hace mucho tiempo, en que hizo experiencias en el mundo físico antes de alcanzar las regiones de la luz. El ser abandona entonces el mundo espiritual exterior para pasar a descansar en sus recuerdos. Y aquí, totalmente muerto para el mundo exterior, revive la parte de su esfera de recuerdos que proviene de la zona de la oscuridad que experimentó en la espiral anterior. Pero como este revivir el estado que experimentó hace millones de años es, precisamente, una incipiente saciedad del hambre que para el ser ahora es el único camino hacia la vida, dicho revivir la zona de la oscuridad en forma de recuerdos es una experiencia de bienaventuranza, una embriaguez de felicidad. Esta hambre convierte todos los recuerdos físicos en copias de oro o la experimentación de éstas como bienaventuranza. Y esta esfera de felicidad estimulada por la embriaguez de bienaventuranza es lo que se simboliza o expresa como el paraíso bíblico.


Comentarios pueden mandarse al Martinus-Institut.
Información de errores y faltas y problemas técnicos puede mandarse a webmaster.