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(1591-1938) 
 
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La vida del ser en «el reino de la bienaventuranza»  1684. Aunque el ser vivo viva aquí en una soledad absoluta, impedido de cualquier relación consciente con otros seres vivos, no está en condiciones de sentir esta soledad. No añora en absoluto esta relación, al contrario, estar solo con su propio mundo interior o en medio de él es un descanso sobrenatural, divino. La facultad de añorar el mundo exterior ha sido, así pues, puesta fuera de función. La vida en el reino de la bienaventuranza es, al igual que la vida en los demás reinos, idéntica a la satisfacción de un deseo, anhelo o añoranza. Y mientras esta añoranza no sea satisfecha, no habrá cabida para el deseo o anhelo de hacer experiencias en el mundo exterior. ¿Qué hace entonces el ser aquí? Viaja, dicho al pie de la letra, por sus «recuerdos» del mundo exterior físico y espiritual. Y aquí, en el reino de la bienaventuranza, hay la particularidad de que todos los recuerdos tienen una luz sobrenatural. Todos los recuerdos de acontecimientos oscuros, sean del tipo que sean, indiferentemente de que sean recuerdos de suicidio o bien de asesinato, sufrimiento y dolor que uno ha causado a otros seres, aquí, en el reino de la bienaventuranza, son purificados, se trabaja con ellos y se manifiesta su identidad como un eslabón lógico de la gran transformación que Dios lleva a cabo con los seres, la transformación de «animal» en «hombre». Estos recuerdos se ven como un eslabón indispensable, útil al cien por cien y rico en bendiciones, de la creación y mantenimiento de la facultad de percibir el amor universal divino, que es el tono básico del universo. De aquí el nombre de «copias de oro». Sólo es en la zona física y en el umbral del mundo espiritual donde la parte de naturaleza oscura de los recuerdos puede originar un «purgatorio», es decir, terror, angustia y temblor, «llanto y crujir de dientes». Este lado de los recuerdos ya se ha dejado atrás en la primera esfera del mundo espiritual. Por consiguiente, el ser tiene la vida en el verdadero reino humano, en el reino de la sabiduría y en el mundo divino entre él y estas experiencias de oscuridad mental.


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