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(1591-1938) 
 
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Si «el infierno» o la esfera oscura de la vida no existiera  1676. El concepto «infierno», este contrario al paraíso, no suena bien en los oídos del hombre terreno y, sin embargo, sólo es el resultado culminante de la estructura especial del «fuego supremo» en el cuerpo de carne de este ser. Por consiguiente, «el infierno» es un fenómeno totalmente natural igual que «el paraíso». Es el resultado de la experimentación de la vida a través de unos órganos sensoriales y de un ciclo, especialmente destinados a ello, surgidos del «fuego supremo» y soportados por él. Si la estructura polar femenina y masculina de los seres terrenos hubiera sido diferente, su pensamiento y su voluntad también habrían sido diferentes. Y nunca habríamos visto «el infierno» en la forma culminante en que lo conocemos. El infierno es, de este modo, la culminación de «la percepción del ser de medio sexo». Sin «el estado de medio sexo» el ser vivo no podría ser llevado a una situación en la que era una condición de vida para él convertirse en «una carne» con un «ser de medio sexo» de género contrario, y sin esta condición de vida no podrían surgir ni el instinto de conservación, ni los celos, ni la rivalidad con seres del propio sexo, dicho brevemente, no podrían surgir ni el odio ni el amor. La raíz de todo lo que hoy se llama «el mal» sería, de este modo, imposible. Pero entonces, una inmensidad de experiencias absolutamente condicionantes de vida serían inaccesibles para el ser vivo. «El infierno» no es un «establecimiento penal» que se encuentra en algún lugar. No es el resultado de la ira ni el castigo de una divinidad por alguna injusticia cometida. Como ya sabemos por análisis anteriores, ningún ser vivo puede sufrir ni hacer injusticia. Este tipo de concepciones ilusorias sólo toman vida a través del velo nebuloso del primitivismo y de la superstición. Es así mismo a través del mismo velo nebuloso mental o superstición que el hombre terreno, incluso dentro del marco de la religión cristiana mundial, habla del «infierno» como una «maldición» como algo «diabólico» o «satánico». Pero si «el infierno», es decir, todo lo que forma parte del concepto «oscuridad mental», no existiera, ¿cómo creen que se mostraría lo que se expresa con el concepto «conciencia»? No habría ninguna posibilidad en absoluto de pensamiento, no habría ninguna posibilidad en absoluto de usar la inteligencia, la intuición ni el recuerdo. No habría ninguna posibilidad en absoluto de usar la voluntad. No habría nada en absoluto que la voluntad pudiera dirigir. Si toda la oscuridad mental fuera totalmente eliminada del universo, sólo quedaría luz total. Pero una luz total no da lugar a ningún contraste. Y el artista de la vida, es decir, el yo del ser vivo, estaría en la misma situación que un artista que sólo tenía un color. Del mismo modo que un artista así no podría de ninguna manera crear ninguna obra de arte de colores, el artista de la vida tampoco podría crear la obra de arte que hoy llamamos «el ser vivo». Sin «infierno», el yo no podría en absoluto experimentarse a sí mismo ni manifestarse como «un ser vivo». La obra de arte de la vida, «la imagen de Dios», no habría podido llegar nunca a ser una realidad. Si se suprimiese «el infierno» o la oscuridad de toda novela, de toda narración o de cada cuento u obra de teatro, es decir, si se suprimiesen todos los malvados y sus actos oscuros de dichos productos literarios, estos productos sólo carecerían de sentido o representarían un caos. ¿Cómo podrían los seres de la luz o héroes ser héroes en estas obras si no hubiese actos oscuros ni malvados? ¿Cómo tendría el hombre, en resumidas cuentas, que adquirir «sabiduría» si no hubiese oscuridad, inmoralidad o los denominados «delitos»? La sabiduría es la experiencia a la que exclusivamente da lugar cada acto de la oscuridad. La sabiduría es una descripción de los efectos que cada transgresión de las leyes de la vida lleva consigo. Cada «libro santo», cada «biblia» sería imposible si la oscuridad no existiera. Si los hombres no estuviesen en la oscuridad no tendrían ninguna luz en absoluto que desear, ninguna liberación que anhelar, nada hermoso y elevado para lo que vivir. Si no hubiera falta de amor, el amor sería así mismo imposible, porque sólo a través de la falta de amor puede revelarse el amor. Sin «infierno» o esfera oscura de la vida sería imposible toda experimentación de la vida.


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