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Los órganos sexuales son lo «más santo» del ser vivo  1670. Como los órganos sexuales son los órganos de experimentación directa de la luz del paraíso, son lo «más santo» del ser vivo. Son los órganos por medio de los cuales el hijo de Dios puede tocar corporalmente de manera directa a la Divinidad. Un contacto mayor con el cuerpo de la Divinidad, que el que tiene lugar por medio del acto de apareamiento de los seres o coito sexual, no existe. Es el desencadenante directo o indirecto de todas las experiencias existentes. Es la columna de fuego más íntima y pura, a partir de la cual surgen todas las otras sensaciones como llamas, destellos y ceniza. Este fuego puro es, por consiguiente, el tronco de todas las otras sensaciones existentes en el que sólo puede haber ramas, hojas y flores. Es el contacto directo con el cuerpo de la Divinidad, que arde a través del abrazo de los jóvenes amantes y los funde en «una carne». Es el calor de las palabras, el brillo de los ojos, el rubor de las mejillas y la sonrisa de los labios. Su resplandor luminoso como el sol es la alegría de los padres, el amor materno y el orgullo paterno. Pero su fuego chispeante también chisporrotea y crepita a través de los rugidos, los graznidos y el clamor de la selva. Relampaguea y flamea a través de los leones y los tigres en celo. Es tanto el canto que surge de los miles de gargantas aladas hacia el cielo una mañana de primavera, como el abigarrado lenguaje mudo de las flores del prado, que esparce fragancia de bienaventuranza por encima del hechizo de la clara noche de verano y crea el presentimiento de sosiego espiritual a través de las mechas de luz plateada del claro de luna en el brillante lago. También hace pensar en grandeza sobrenatural y creación a través de las alfombras de estrellas y los conglomerados de soles de la noche, que se desplazan cual navíos por sus eternas órbitas cíclicas. Así pues, no hay ninguna forma de experiencia de bienaventuranza, bienestar y alegría que no sea una rama, una hoja o una flor de este tronco luminoso del «fuego supremo», hecha accesible por medio de los órganos de los polos sexuales. Sin este fuego y estos órganos ni en el cielo ni en la Tierra existiría ninguna forma de felicidad o bienaventuranza.


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