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(1591-1938) 
 
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La necesidad de que los seres sexuales «de medio sexo» sean transformados en «seres de sexo completo»  1667. En esta época de luz de la humanidad que ahora comienza, es decir, en el estadio que de manera especial hoy es soportado por las últimas grandes religiones mundiales, los seres odian la oscuridad o «el mal» y lo combaten con gran antipatía, indignación y guerras. Las religiones y las sectas y sociedades religiosas están en conflicto y desencadenan una intolerancia muy fuerte las unas contra las otras. Cada una de ellas pretende en muy alto grado poseer la verdadera luz, mientras todas las otras fracciones religiosas, que piensan de manera distinta, son consideradas como seres de la oscuridad, como «paganos», y su concepto de la luz como «paganismo». La experimentación de la nueva época de luz no está, en realidad, tan avanzada que haya dejado de ser un nuevo objeto de la intolerancia o indignación, cólera o naturaleza animal mutua entre los hombres. Pero, ¿cómo tendrían los seres que poder abandonar tradiciones de millones de años, simplemente porque comiencen a ser entrenados en nuevas normas? ¿Y cuál es el fin de estas normas? ¿No es, precisamente, hacer que con el entrenamiento uno luche contra su enojo, genio colérico, intolerancia y egoísmo, o sea, una lucha contra estas tradiciones millonarias que uno trae consigo? ¿Pero no sucede, precisamente, que los hombres buscan en muy alto grado ocultar su talento todavía inacabado en estos campos bajo lo que se denomina «indignación justa» e «ira santa»? Estos conceptos son una especie de «hoja de higuera» con la que uno cubre su naturaleza oscura o animal. Y en nombre de la luz y por medio de la inquisición y las cruzadas, ¿no se ha perseguido, torturado y matado a los semejantes con el pretexto de que la más alta moral era perseguir a quienes se atrevían a pensar y actuar de manera distinta que las autoridades de las religiones o de la iglesia? Todo modo de actuar así es pagano y no tiene nada que ver con el cristianismo que reveló aquel que dijo: «Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen». ¿Y no es, precisamente, una experiencia general entre quienes han comenzado en serio a querer verdaderamente eliminar en ellos las tradiciones, las disposiciones y los talentos animales que, una y otra vez, tienen que exclamar como Saulo: «Porque no hago el bien que quiero, sino que hago el mal que no quiero»? Y este estado tiene naturalmente que ser así, mientras la estructura orgánica de los seres todavía los mantenga atados al estado de ser de medio sexo y, por consiguiente, los haga de modo correspondiente depender de los principios de la oscuridad. Y esto no podría nunca ser distinto, si la Providencia no hubiese depositado en el ser una estructura orgánica precisamente con el objetivo de desarrollar la época de la luz. Si esta función orgánica que transformó a los seres en seres sexuales de medio sexo, en seres de sexo masculino y femenino no continuara su evolución y ahora transformase a los seres en seres sexuales completos, la luz jamás llegaría a brillar en el mundo. Porque el estado de ser de sexo completo es la única estructura orgánica por medio de la cual puede crearse la luz, del mismo modo que el estado de medio sexo es la única estructura por medio de la cual puede crearse la oscuridad. Por consiguiente, no es suficiente sólo con preceptos e ideales. Éstos sólo son útiles donde la transformación en seres de sexo completo ya ha comenzado. Sólo donde hay talento puede crearse al genio.


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