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(1591-1938) 
 
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Lo que quiere decir ser un «ser de medio sexo» en su culminación  1657. Esta creación del contraste a la vida eterna y sus verdaderas leyes era el objetivo que tenía la transformación del individuo en «ser de medio sexo» por «el fuego supremo». Cada uno de estos «estados de medio sexo»: «sexo masculino» y «sexo femenino», son una regulación cósmica, orgánica de los sentidos por medio de la cual el individuo es separado de las zonas de existencia espirituales o cósmicas y, con ello, de su verdadero estado de espíritu liberado de toda dependencia. Ser un «ser de medio sexo» en su culminación es, por consiguiente, lo mismo que ser un ser cuya conciencia ha sido reducida a un estadio muy latente. En la culminación de este estado, al ser le es imposible percibir cósmicamente. Está en tal grado envuelto en la materia física y atado por ella, que no solamente ha perdido la conciencia sobre su propia identidad cósmica y su inmortalidad y cree sobre sí mismo que únicamente es una combinación perecedera de materia, creada por un juego casual de fuerzas, sino que, por decirlo de algún modo, también ha perdido la libertad de movimiento. La libertad de movimiento, que puede tener en la zona física, no es nada en relación con aquella a la que el ser tiene acceso en la zona espiritual. En la zona física el ser está atado permanentemente al pesado cuerpo físico, que en «el ser de medio sexo» en estado culminante es particularmente una combinación de piedra y agua y una parte muy escasa de aire. Como piedra y agua son, claro está, las formas más pesadas de materia, un organismo que de manera especial consta de estas materias está entre los más pesados del universo. Por consiguiente, cuando el yo de un ser, su supraconciencia y sus cuerpos espirituales se encarnan en un cuerpo así, este ser se encuentra en una de las más simples formas de libertad de movimiento que un ser vivo puede tener. A este estado de medio sexo hay vinculada, de este modo, una limitación de la vida en todos los campos. No es extraño que las narraciones cósmicas de «la Biblia» hablen de la entrada del ser en este estado como una «expulsión del paraíso» o como un «morir la muerte».


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