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(1591-1938) 
 
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El fuego supremo y el yo  1648. Como toda la actividad que tiene lugar en la vida gira en torno a la creación u obtención de una sensación de placer o bienestar, y sin ella la vida no alcanza su culminación, aquí se ve que este principio es idéntico al principio sexual común. Con respecto a este principio, se trata también de la obtención de la mayor sensación de placer o la mayor experimentación de goce. Por consiguiente, no hay ninguna diferencia entre el principio sexual del hombre terreno y el principio cósmico de experimentación de la vida. Debido a su vinculación al principio carnal de la procreación, la sexualidad humana terrena se aparta del principio básico en la estructura meramente exterior formando una zona muy detallada. Toda la experimentación de la vida, de hecho, toda la estructura del universo es, de este modo, una cuestión de sentimiento de placer. Este sentimiento de placer es en su último término «el reino de los cielos», «la bienaventuranza», la experiencia de «la inmortalidad», la experiencia de ser «uno con el Padre», la experiencia de ser el señor del tiempo y del espacio. La satisfacción de este máximo sentimiento de placer de la vida es, por lo tanto, lo mismo que «el fuego supremo». Esta satisfacción o «fuego» es la fuente de calor mental del yo, su hogar, su cuna, su sepulcro, su resurrección y ser eterno.


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