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(1591-1938) 
 
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La vinculación de la sensación de placer y malestar al yo constituye el ser vivo  1647. Todas las reacciones son deseos y satisfacción de deseos, son «procesos de hambre» y «procesos de saciedad». Pero como hambre es una sensación de malestar y saciedad una sensación de placer, todas las reacciones son, de este modo, un juego entre placer y malestar. Como la sensación de placer tiene lugar cuando se establece un contacto entre el yo y su experimentación de la vida y, por consiguiente, se percibe como bienestar, mientras la sensación de malestar es una desarmonía entre el yo y dicha experimentación y se percibe como dolor, la culminación de placer o bienestar es el estadio más elevado de la experimentación de la vida, mientras la culminación de malestar es su estadio más bajo. Entre estos dos puntos extremos hay todos los otros grados de sensaciones o experiencias de placer y malestar. Y este océano de experiencias diversas de placer y malestar en contacto con un yo constituye la vida en sí o el ser vivo. Sin este vínculo no habría ninguna vida, ningún ser vivo, sólo existiría «un algo que es». Pero aquí debemos recordar la trinidad de «las X» que hace que el yo nunca, en ninguna situación, exista o pueda existir fuera de este vínculo. Si existiera sin este vínculo, no tendría vida. Pero si no tuviera vida, no tendría la facultad del movimiento. ¿Cómo podría entonces ponerse de nuevo en movimiento en virtud de una quietud absoluta? La existencia eterna del ser vivo también aparece aquí como un hecho.


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