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(1591-1938) 
 
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El principio de los polos sexuales es la base de todos los ciclos y de las correspondientes cuatro estaciones: invierno, primavera, verano y otoño y sus diversas variaciones  1636. Pero, como todo está vivo, todo es vida, este caminar de los estadios de oscuridad a los de luz y de los de luz a los de oscuridad, de imperfección a perfección y volviendo de nuevo se refleja en todo y todos. ¿Y no es éste, precisamente, uno de los hechos más grandes que existen? ¿No es, precisamente, este caminar en la luz y la oscuridad la base de todo lo que se denomina «ciclo»? ¿Qué es nuestra vivencia del «día»? ¿No es, acaso, un caminar mental de la oscuridad a la luz, un paso de la noche al día a través de los estadios intermedios mañana y tarde? Y lo que llamamos «año», ¿no muestra este mismo caminar? Nuestra vivencia, ¿no es, así mismo, un caminar mental de la oscuridad a la luz, del invierno al verano a través de los estadios intermedios primavera y otoño? ¿Y qué se puede decir de nuestra propia vida? ¿No es también la vivencia de un caminar de la noche al día, de la oscuridad a la luz, del invierno al verano a través de los estadios intermedios primavera y otoño? La infancia, ¿no es lo mismo que la noche o el invierno? El bebé, ¿no es lo mismo que el árbol sin hojas en invierno en el bosque, pero, al igual que éste, con la fuente de la vida en su interior? La experimentación de la edad adulta, ¿no es lo mismo que el verano del ciclo de vida de la Tierra? ¿Y no son la juventud y la vejez lo mismo que los estadios intermedios mañana y tarde, primavera y otoño entre el invierno y el verano de este ciclo?


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