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(1591-1938) 
 
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El estado de los polos sexuales condiciona tanto «la muerte cósmica» como «la conciencia cósmica» en su manifestación máxima y todos los estadios de la vida entre ellos  1635. La pequeña parte del verdadero principio sexual general, que constituye el principio de reproducción del hombre terreno, sólo es un resto latente del «fuego supremo», que necesariamente tenía que mantenerse en el ser vivo si éste no tenía que volverse un ser totalmente carente de conciencia o de vida y, de este modo, representar una muerte verdadera o absoluta. Si el fuego sexual hubiera tenido que apagarse totalmente, ¿cómo habría podido entonces encenderse de nuevo? La falta de conciencia cósmica sólo puede disminuir hasta el estadio que está representado por el estado de sexo masculino y sexo femenino. Con la culminación del estado de sexo masculino y del estado de sexo femenino o estado de desequilibrio de los dos polos sexuales en el ser vivo, la muerte o falta de conciencia cósmica ha alcanzado su punto máximo, mientras la conciencia o experimentación de vida tiene su despliegue máximo o culminación en el equilibrio o igualdad de estos dos polos en este mismo ser. Entre estos dos extremos hay todas las formas de experimentación de la vida, tanto las animales como las humanas, tanto las primitivas como las intelectuales, tanto las imperfectas como las perfectas. La conciencia o experimentación de la vida del ser vivo es, de este modo, un movimiento desde y hacia estos dos extremos y es, por consiguiente, un caminar del primitivismo al intelectualismo, y desde aquí hacia el primitivismo y así continuando eternamente. La experimentación de la vida es así un caminar permanente entre la imperfección y la perfección yendo y viniendo de la oscuridad a la luz y de la luz a la oscuridad, y así sucesivamente. La vida del ser vivo se convierte, por lo tanto, en estadios de luz y oscuridad, estadios de conocimiento e ignorancia, estadios de conciencia y falta de conciencia.


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