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(1591-1938) 
 
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La humanidad terrena ya hace mucho tiempo que necesitó a «la serpiente» o principio de la redención del mundo para ser guiada hacia la luz, del mismo modo que una vez necesitó este principio para ser guiada hacia la oscuridad  1632. Esta «caída» de Adán y Eva no es, de este modo, un hecho que sólo tuvo lugar una vez en un pasado muy lejano, sino que es, al contrario, una expresión simbólica de todo el período de tiempo que culmina con los fenómenos oscuros que hoy han dejado en ruinas a tantas de las grandes ciudades o centros de cultura del mundo y han hecho a millones y millones de hombres desdichados. Que los hombres hoy maldigan la oscuridad y la denominen «caída del primer hombre», «cataclismo» o «infierno» y comiencen a desear humanitarismo y, por consiguiente, vacilen entre el humanitarismo o amor al prójimo y las manifestaciones del odio o la guerra muestran que han pasado la culminación de la oscuridad. Hace tiempo que están saciados del modo de ser del que Adán y Eva estaban una vez tan hambrientos y para vivir de acuerdo con el cual recibieron ayuda de la serpiente. Añoran lo contrario y muchas veces cometen los actos de la oscuridad en la creencia de que así se puede crear justicia o una existencia de luz. Y los hombres ya hace tiempo que necesitaron a la serpiente (redención del mundo) para guiarlos a la luz, del mismo modo que una vez los guió a la existencia de la oscuridad.


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